La era del ferrocarril ha vuelto y esta vez como clave en el transporte sostenible

Estamos en la década del ferrocarril, un medio seguro y cada vez más sostenible, muy lejos de aquellos recuerdos de los trenes de antaño, en el que fueron responsables de gran parte de la contaminación del aire en las ciudades, pero también, del desarrollo económico e industrial.

Con aproximadamente 3 500 kilómetros de líneas de alta velocidad, y una ubicación estratégica, en España es indispensable impulsar el sector de la movilidad ferroviaria, para que sea resiliente, intermodal y sostenible en todo momento al servicio de los ciudadanos.

La movilidad sostenible es fundamental para el crecimiento Interno Bruto (PIB) e importante para el fomento del sentido de comunidad. Después de todo, los trenes unen lugares y acortan distancias.

En Europa se prevé que el transporte de mercancías aumente un 30 % para 2030, y al mismo tiempo se ha fijado como meta la reducción del 40% de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990. Esto significa que el ferrocarril debe estar en la columna vertebral de un sistema de transporte de alto rendimiento, sostenible y eficiente. 

Para ello, además de mejorar las conexiones mediante corredores, es necesario reducir la burocracia que envuelve este sector, ya que para operar un tren en Europa, son requeridos 15 documentos más que en otros casos. 

¿POR QUÉ LOS TRENES SON LA ALTERNATIVA ECOLÓGICA DEL MOMENTO?

Hoy por hoy se les conoce como uno de los medios de transporte más sostenibles y de menor impacto climático, esto se debe a la constante evolución del ferrocarril, que le permite gozar de características muy ventajosas en términos de sostenibilidad ¡repasemos algunas!

El sector del transporte en España supuso el 29 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero según datos del Ministerio para la Transición Ecológica en 2019. Del cual un 72 % corresponden al tráfico rodado, el 14 % al transporte aéreo, el 13 % al marítimo y tan sólo el 0.5 % al sector ferroviario.

Y es que el ferrocarril emite 9 veces menos CO2 que el camión de carga. Viajar en avión supone casi nueve veces más emisiones de gases de efecto invernadero por pasajero y kilómetro que hacerlo en tren, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Un ejemplo de ello es el AVE (Alta Velocidad Española) de la empresa Renfe Operadora, que contamina 80 % menos que el avión y 50 % menos que el coche.

Transporte de mercancías

Además, el transporte de mercancías en tren es una gran oportunidad para que España avance hacia un modelo logístico ecológico y bajo en carbono, donde su posición geográfica juega un papel clave entre Europa y África, incluso para el comercio procedente de Asia. Esto mejoraría la competitividad de la industria española.

No solo para mercancías, también para las personas es una alternativa de transporte sostenible. Si bien, la solución no son más trenes, sino el uso masivo de los mismos, es necesario que entre los ciudadanos se conozca al tren como un medio seguro para viajar.  

El ferrocarril es clave para el diseño de un turismo sostenible y responsable que atraiga a más de los 37 millones de viajeros que ya utilizan los servicios de alta velocidad –larga distancia y alta velocidad– media distancia. Mientras su funcionamiento sea competitivo en coste y tiempo las personas lo preferirán, evitando así un gran número de vuelos cortos innecesarios.

Otras de sus ventajas sostenibles son; el ahorro de costes externos, el empleo de electricidad renovable, emisión de carbono nula, menor índice de accidentalidad, mínima contaminación local urbana, reducción de la congestión urbana y de la contaminación acústica. 

En definitiva, el tren es el modo de transporte de viajeros y mercancías más eficiente en términos de consumo de energía y emisiones de CO2. Además, sus infraestructuras ocupan relativamente menor espacio que las carreteras.

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