Misión: Proteger al krill antártico

El krill antártico es un crustáceo muy pequeño cuyo aspecto es similar al del camarón. Pertenece a la familia de los Euphausiidae Aunque existen alrededor de 85 especies diferentes de krill, el antártico es el más grande, midiendo 6 centímetros máximo y su nombre científico es Euphausia superba. Está presente principalmente en la península Antártica, aunque sus bancos migran alrededor del continente siguiendo las corrientes.

Su naturaleza gregaria hace que se agrupe en bancos que se extienden por muchos kilómetros y con una profundidad de 100 metros. Un metro cúbico puede contener hasta 30.000 de estos pequeños crustáceos. Es su mejor estrategia frente a los numerosos depredadores que posee, están en aguas profundas y muy frías. Se alimenta principalmente de fitoplancton, algas diatomeas.

La gran importancia del krill es que es la base de la cadena trófica del ecosistema marino de toda la Antártida. Es el alimento de focas, pingüinos, ballenas, albatros, cangrejos y muchos peces.

Adicionalmente, contribuye significativamente en la captura del dióxido de carbono atmosférico, mediante sus excreciones y principalmente sus mudas, dado que entre 10 y 14 días muda su exoesqueleto. De esta manera el CO2 fijado por el plancton pasa al krill y luego a formar parte del exoesqueleto calcáreo evitando el retorno a la atmósfera, puesto que van al fondo del mar. Gracias al Krill se considera que la Antártida es uno de los mayores sumideros de CO2, el cual se calcula en 300.000 toneladas diarias.

Se disparan las alertas

Aunque el krill antártico no se considera como una especie amenazada dada su abundancia en el océano antártico, existen una serie de señales preocupantes que ameritan la toma de medidas de protección. Investigadores especializados han estimado en 80% la disminución de este crustáceo, en comparación con las poblaciones que existían en la década de los años 70 del pasado siglo.

El calentamiento global ha ido mermando las plataformas antárticas, donde proliferan las algas diatomeas, que forman parte importante de la alimentación del krill.

Por otra parte, está la captura del krill por parte de empresas industriales para la extracción de aceite rico en omega-3 entre otros productos de gran valor comercial, que llegan a los santuarios de protección. La organización Greenpeace propone que la pesca sea fuertemente restringida en esas zonas, principalmente el mar de Weddel con sus purísimas y frías aguas, donde tiene lugar la mayor cadena el desove del pequeño crustáceo.

En este sentido está la propuesta de Chile y Argentina ante la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos en el año 2018. Esta iniciativa consiste en prohibir la pesca de krill en áreas antárticas que son importantes desde el punto de vista biológico, puesto que son las zonas de alimentación de pingüinos costeros y otras especies depredadoras cuya existencia depende de estos crustáceos. Se consideraron dentro de la zona de la península antártica los estrechos de Gerlache y Bransfield.

Proteger al krill antártico

Hay que tomar conciencia con respecto a la protección del krill, puesto que, no solo se preservan los abundantes recursos pesqueros, sino que se protege la cadena alimenticia más importante del ecosistema antártico.

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Etiquetas: ECOLOGÍA

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