Hacer té de alcachofa, o cómo aprovechar la hortaliza al completo

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Hacer té de alcachofa, o cómo aprovechar la hortaliza al completo




La alcachofa es una hortaliza que proviene de la zona mediterránea, muy valorada desde hace siglos, y que esconde entre sus hojas toda una colección de nutrientes que son popularmente conocidas ¿te suena la dieta de la alcachofa?

No quiero venderte ninguna dieta, ni mucho menos. No soy nutricionista, ni pretendo hacerme pasar por ninguna. Pero como sabes, me gusta ir metiendo en mi vida una filosofía mas slow, y entre los cambios que estoy intentando llevar a cabo, está el de aprovechar al máximo los recursos. Y de eso trata precisamente esta entrada, de cómo una hortaliza, como la alcachofa, tan buena para el organismo, se puede aprovechar al máximo.

Si sigues leyendo, te contaré todo con más detalle


Lo primero, y si me lees desde hace tiempo, sabrás que me gusta que conozcamos algo más en profundidad el tema. Así que me he puesto a buscar información sobre las alcachofas, para no hablar por hablar.

Como te decía, popularmente se sabe que la alcachofa es un alimento rico en nutrientes, muy recomendado para las dietas. Pues sí, sus nutrientes (inulina, un carbohidrato que se metaboliza lentamente, minerales (fórforo, hierro, magnesio, calcio, potasio) vitaminas (B1, C y niacina)y la cinarina, una sustancia que facilita la digestión de las grasas y con un potente efecto diurético) hacen que tenga un efecto depurativo buenísimo. Además es rica en fibra, y tiene un valor calórico bajo (53 Kcal / 100gr). Vamos, que es el alimento ideal para incluir en una dieta equilibrada, y especialmente, si quieres perder peso. Pero ojo: no hace milagritos, que no se trata de ponerse cerdo comiendo y comiendo comidas grasas, pensando que luego se toma uno una alcachofa y las hace desaparecer como por arte de magia.... Ni mucho menos. Te ayuda a digerir las grasas, pero no las elimina.

Su sabor tiende a amargo, lo que puede hacer que no a todo el mundo le resulte agradable de comer. De hecho, yo he empezado a comerlas este último año, y obligándome a ello, hasta aprender a tolerar su sabor. Tiene una forma característica, bulbosa, y formada por escamas triangulares, que van superponiéndose capa a capa.

Hacer té de alcachofa, o cómo aprovechar la hortaliza al completo



Como te contaba al inicio, esta entrada va sobre aprovechar al máximo los recursos, y es que de la alcachofa se puede aprovechar todo, todo.

Lo primero y más recurrente: sus corazones, la parte tierna e interna del bulbo. Es la parte que se suele comer, tanto cruda como cocinada, en multitud de recetas. Es la parte más blanda y sabrosa.

Mucha gente tira el tallo de la flor de alcachofa, pero éste, si lo pelas bien (la parte externa puede tener algunas durezas y espinas) y lo hierves, por ejemplo, resulta un bocado carnoso y muy rico. A mi me gusta para añadir a una sopa de verduras, por ejemplo.

La última parte aprovechable (y así sería el 100% de la hortaliza) son las escamas externas, las más oscuras y duras. Estas hojas, al ser las externas, son gruesas y muy duras. Muy fibrosas. Ya que tienen que proteger el interior. Normalmente se suelen tirar, porque no se comen bien. Pero se pueden aprovechar perfectamente para realizar una infusión o té de alcachofa. Esta infusión es suave (con sabor a alcachofa) y saciante...y muy diurética.

Hacer té de alcachofa, o cómo aprovechar la hortaliza al completo


Cómo preparar té de alcachofa




Limpia las hojas externas de una alcachofa.

Pon agua a hervir (un cazo o tetera)

Añade las hojas al agua cuando esté hirviendo, y déjalas 10 minutos

Retíralo del fuego, quita las hojas del agua, y déjalo reposar otros 10 minutos.

Tómate una taza unos 30 minutos antes de cada comida, para notar su efecto saciante.

Puedes acompañarlo con un poco de azúcar o miel para suavizar el sabor.

Otra opción es poner la alcachofa entera a hervir, para cocinarla, unos 20 minutos. Pasado ese tiempo puedes sacar la hortaliza y comértela (como prefieras) y con el agua que ha quedado, usarla para hacer caldos o dejarla enfriar y bebértela como una infusión.

Normalmente es una infusión segura, que no suele dar problemas, pero investigando por la red he visto que no son recomendadas para personas con piedras en los riñones o en vesículas, alérgicas a alguno de sus componentes y embarazadas o mujeres en periodo de lactancia.

Mi experiencia


El primer sorbo, me resultó desagradable, ya que me esperaba un sabor más dulzón. Probé a dejar enfriar la infusión, y me resulta mucho más agradable de tomar, incluso me parece que sabe mejor en frío (para mi gusto). Con las escamas de dos alcachofas pequeñas, he podido hacer una tetera entera, que he metido en botella y refrigerado, para tomar a medio día o después de comer.

Me ha resultado suave y buena opción para tomar después de una comida más pesada, y puedo dar fé de su poder diurético. Además me ha gustado poder aprovechar la hortaliza al 100%, cosa que antes no hacía. Así que en general, ha sido positivo.

Y tú ¿te atreves con infusiones así?

Psst, psst


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Etiquetas: ecologico slow life

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