Con la promulgación del decreto sancionado el 4 de octubre de 1917, durante el primer gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen, se instituyó el 12 de octubre como “Día de la Raza” y declaró esa fecha como “Fiesta Nacional”.
Por entonces la celebración contó con la adhesión de casi todas las naciones americanas, incluyendo a los Estados Unidos.
Si la idea originaria era instituir una fecha para lograr la unión emblemática de los pueblos que poseían una lengua, origen o religión en común y establecer que las naciones americanas debían ser plurales en lo cultural, lo étnico y lo racial, claramente llamarlo “Día de la raza” no fue atinado.
Marcar la necesidad de unificación suena como una acción alentadora, pero más justo hubiera sido pensar en la pluralidad cultural.
Mucho se habló sobre el establecimiento de la fecha del 12 de octubre como un punto que marcó el nacimiento de una nueva identidad fruto del encuentro y la obligada fusión de los pueblos originarios que habitaban nuestro continente con los españoles, quienes fueron los colonizadores.
Lo cierto es que dichos objetivos escondían en sí mismos una realidad que no es propia de celebraciones. La colonización no significó para los pueblos originarios una ampliación cultural, una puerta plena de integración al viejo mundo o una experiencia de intercambios existenciales.
Lejos de ello, los pueblos nativos americanos fueron diezmados a lo largo de todo el territorio. La cultura originaria no se respetó. Se tomó todo aquello que pudiera resultar útil y el resto fue sistemáticamente suprimido a lo largo del tiempo.
Por las razones mencionadas, entre otras, es que en nuestro país, desde 2007, se insistió en darle institucionalidad a un proyecto de decreto presentado en siete oportunidades para solicitar la pronta modificación del nombre de “Día de la Raza” por “Día de la Diversidad Cultural Americana”.
Finalmente, el pedido fue aceptado y, por medio del Decreto de Necesidad y Urgencia 1564/2010 pronunciado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se terminó por denominar al 12 de octubre como la fecha en la que se conmemorará en Argentina el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”.
Este día, como muchos otros, es momento para reflexionar más que para celebrar. La historia está plagada de hechos dolorosos y sangrientos que forman parte de los procesos de crecimiento y maduración de las sociedades. Pero no hay que olvidar que lo diferente o distinto, a simple vista quizá, no es sinónimo de inferior o superior. Lo que no es igual nutre y enriquece.
Son pocas las comunidades aborígenes que pudieron subsistir hasta la actualidad en nuestro país y en el resto de continente americano, y aún siguen siendo acosadas por la “viejas culturas”.
La contaminación y el bombardeo pseudo culturizador tendiente a la igualación de los pueblos, es un tema en el cual necesariamente debemos hacer foco para repensar qué tipo de sociedad pretendemos continuar construyendo.
Para una sociedad pluricultural y libre es primordial aprender a respetar las diversas formas de habitar la tierra. Celebremos la idea de multiculturalismo y trabajemos para proteger las comunidades aborígenes que lograron sobrevivir