Ago 2015
Desde la psicología, la maestra Laura Edna Aragón Borja desarrolló una de las principales aportaciones al problema de la dislexia en niños. Después de varios años de trabajo con infantes que la presentaban, propuso métodos de evaluación e intervención, además elaboró pruebas psicológicas para dar respuesta a esta problemática.
Asimismo, Edna trabaja arduamente en el ámbito de la evaluación psicológica, aspecto en el que ha estado interesada desde que egresó de la carrera de Psicología, la cual cursó en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM.
Pertenece a la primera generación de egresados de dicha carrera y desde ese momento empezó a laborar como ayudante de profesor. Así, han transcurrido 36 años en los que ha impulsado distintas generaciones de psicólogos interesados en las pruebas psicológicas.
Uno de sus primeros trabajos fue en la Clínica Universitaria de Salud Integral, específicamente en el área de educación especial con niños con síndrome de Down, problemas de lenguaje o de aprendizaje.
Al estudiar la maestría empezó a tener su primer acercamiento con la dislexia, pues en esta misma se clínica atendían casos de niños con esta problemática. Así, éste fue el primer proyecto de investigación que realizó y su primer acercamiento con la evaluación psicológica.
Producto de este trabajo publicó el libro Evaluación y tratamiento de niños disléxicos, del cual ya se ha realizado la segunda reimpresión, además de que se distribuye tanto en México, como en otros países.
Unidad de Evaluación Psicológica
Trabajar en el área de educación especial le dio las bases para iniciar un nuevo proyecto de investigación relacionado con la evaluación psicológica. Junto con el doctor Arturo Silva, en 1994, y gracias al apoyo del PAPIIT, puso en marcha la Unidad de Evaluación Psicológica Iztacala (UEPI), que aún hoy está en funcionamiento.
La maestra Aragón Borja narra que durante el primer año que funcionó la UEPI se percató de la alta demanda que tienen este tipo de servicios y atendieron a 120 niños en ese momento.
En esta unidad se evalúan aspectos relacionados con problemáticas de aprendizaje, conducta, baja autoestima, depresión, ansiedad y de adaptación. Es un servicio muy solicitado y cada año trabajan bajo lista de espera.
En la atención de la unidad es apoyada por egresados de la carrera de psicología de la FES-Iztacala, quienes durante un año realizan evaluaciones psicológicas al público que solicita el servicio. De todos los casos que se evalúan, se realiza un reporte y se entregan sugerencias de intervención a los padres del niño.
Los dos principales motivos por los que acuden a la UEPI son por Trastorno por Déficit de Atención e hiperactividad (TDA-H) y por problemas de aprendizaje.
La universitaria explicó que en el caso del TDA-H, generalmente éste es mal diagnosticado. Por ello, en la unidad se realiza una evaluación a través de dos pruebas: una cualitativa y otra cuantitativa. A través de éstas se puede establecer que el niño probablemente cuente con características propias del trastorno, pero no se podría decir categóricamente que lo presenta. Asimismo, la prueba cuantitativa establece categorías como sin riesgo, riesgo moderado o riesgo elevado de presentar este trastorno.
“Muchos de estos chicos son sobresalientes, tienen una inteligencia por arriba de la norma y como terminan sus labores, no tienen nada que hacer y se ponen a molestar a sus compañeros, por eso los confunden. A veces llegan con nosotros y en la entrevista con el niño vemos que no tiene falta de atención, que sí pone atención y entonces quiere decir que esto es situacional, que el problema es por un inadecuado manejo de límites o de otras contingencias no adecuadas”, comentó la psicóloga.
No obstante, en caso de que presente un riesgo elevado de TDA-H, debe canalizarse para que reciba intervención psicopedagógica a nivel conductural y, si se considera necesario, sugerirle una evaluación neuropsicológica, labor que ya no se realiza en la UEPI.
Los problemas de aprendizaje son los segundos más atendidos en la UEPI. En este aspecto, se evalúan niños con bajo rendimiento en la escuela, que no aprenden, no se concentren, son distraídos o presentan problemas de memoria. En este caso, la maestra Aragón Borja explicó que lo primero que hacen es aplicar una prueba de inteligencia para conocer con qué capacidades cuenta el niño y en cuáles está bajo.
Por lo tanto, es importante identificar el tipo de problemática de aprendizaje presenta, pues en algunos casos ésta puede deberse sólo a mala memoria o, en otros, a episodios de ansiedad. De esta manera, no sólo aplican pruebas del área intelectual sino del área emocional para tener una evaluación más integral del niño y poder dar sugerencias de intervención.
Pruebas psicológicas
En las más de tres décadas que la maestra Aragón Borja ha impartido clases en la FES-Iztacala ha adquirido una destacada experiencia en materia de evaluación psicológica, la cual cada año recopilaba información que posteriormente utilizaba como un material de estudio.
Así, creó un libro que originalmente solo tenía pensado para estudiarlo con sus alumnos, ya que la información que contenía le servía de apoyo durante sus clases. Sin embargo, ese material trascendió las aulas de la FES y hoy en día es considerado libro de texto en universidades como la Anáhuac, la del Valle de México, la Iberoamericana y el Instituto Politécnico Nacional.
“El libro está integrado por todo lo que he aprendido en la Unidad de Evaluación. Le agregué un nuevo capítulo a la segunda edición sobre cómo seleccionar una batería de evaluación psicológica. Ahí hablo de qué pruebas existen en México, para qué tipo de usuario sirven, en qué tipo de problemas se pueden aplicar, qué tipo de puntuaciones dan y cómo se interpretan”.
Esta obra es una guía teórica y práctica de cómo hacer evaluaciones psicológicas. Al respecto, la maestra Aragón señaló que mucha de la investigación que se hace en psicología es para dar respuesta a un problema aplicado.
De esta manera, la evaluación psicológica es un ámbito de esta disciplina a través de la cual una prueba psicológica puede brindar muchos elementos para planear una terapia.
Las pruebas psicológicas responden a una necesidad social, por ejemplo, gracias a ellas es posible medir problemas que se presentan en la sociedad, tales como depresión en niños, la ansiedad, la anorexia o la bulimia. Además, sirven para crear programas de intervención.
“La prueba es un medio, no un fin. Su finalidad no es dar un número, sino ver cómo se está conformando la problemática, qué se puede hacer para eliminarla o aminorarla, y cómo se combina con otro tipo de problemas”, finalizó.
Fuente: María Luisa Santillán, DGDC-UNAM