Una de las terapias alternativas más populares en la actualidad es la apiterapia, que se caracteriza por el uso de las apitoxinas, es decir, el veneno que expulsan las abejas al picar, o de otras materias elaboradas por ellas mismas como la miel, el polen, la jalea real o el propóleo.
En cuanto a sus beneficios, las apitoxinas son muy útiles para tratar aquellas zonas de la piel que tienen cicatrices, pero también para tratar otras enfermedades tan comunes entre la población como la artrosis, la artritis reumatoide, la psoriasis, la fibromialgia o el lumbago, e incluso la depresión, el estrés, las migrañas, la gota o la osteoporosis, entre otras.
Pese a lo que mucha gente cree, no es necesario utilizar al propio animal para que pique al paciente y le transmita el veneno, muchos laboratorios se encargan de extraer la sustancia para llevar a cabo la terapia. De esta forma, se mejora su uso y control y, sobre todo, se evitan posibles infecciones.
Por supuesto, para evitar efectos no deseados e incluso la muerte, todo aquel que quiera ser tratado con apiterapia deberá someterse previamente a una prueba de alergia.
¿Qué te parece? ¿Recurrirías a ella?
Imágenes (por orden de aparición): David A.L./Flickr y lexdjelectronic/Flickr
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