Una vivienda mal aislada térmicamente tendrá como consecuencia una mayor demanda de los sistemas de climatización.
La normativa obligatoria,ver el Código Técnico de la Edificación (CTE), establece unos aislamientos mínimos en la envolvente del edificio: muros, cubiertas, particiones, suelos y ventanas, en función de la zona climática en la que se encuentre el edificio, puesto que no son las mismas necesidades en el noste del país que en el sur, ni en las zonas de costa o en las de interior.
Realizar mejoras en el aislamiento pueden conllevar hasta un 30% de ahorro de energía en calefacción y aire acondicionado, con el consiguiente ahorro económico. Para que nos hagamos una idea de la eficacia de los aislantes: Un aislante térmico de 3 cm tiene la misma capacidad aislante que un muro de piedra de un metro de espesor.
De manera que as medidas más eficaces son: mejorar el aislante térmico en fachadas y cubiertas, y mejorar las ventanas. Para que el aislante térmico escogido sea óptimo, son determinantes características como su conductividad y espesor. Así, cuanto menor sea la conductividad y mayor el espesor del aislante, mejor será su comportamiento térmico.
A modo de referencia, el aislante térmico en fachadas, ha de tener unos espesores:
Mínimo obligatorio: 3-5 cm
Recomendado: 5-12 cm
Y en cubiertas de:
Mínimo obligatorio: 4-8 cm
Recomendado: 6-12 cm
Los tipos de aislantes térmicos más usuales son planchas de poliestireno expandido, poliestireno extruido, espuma de poliuretano, paneles de lana mineral, perlita expandida, etc.
El aislante debe proteger toda la envolvente evitando los puentes térmicos, que son zonas con menor aislamiento que las adyacentes. Los más comunes los encontramos en los contornos de ventanas y puertas exteriores, cajas de persiana, frentes de forjados y pilares en fachadas, rincones y otros encuentros donde puede quedar interrumpido el aislante.
Aislamiento térmico en fachadas y cubiertas
Para el ahorro de energía es fundamental que la fachada y la cubierta ofrezca un buen aislamiento, lo que equivale a que su transmitancia térmica (U) no sea elevada.
El componente que más eficacia presenta para disminuir el valor de la transmitancia de la fachada y la cubierta es el aislante térmico, siendo determinantes su conductividad y espesor. Así, cuanto menor sea la conductividad y mayor el espesor del aislante, menor será su transmitancia térmica y la de la fachada y la de la cubierta.
La normativa obligatoria establece unos valores máximos, en función de la zona climática en la que se encuentre el edificio.
Mejorando los valores obligatorios se puede llegar a ahorrar entre un 25% y un 35% de las necesidades de calefacción y refrigeración. Por ejemplo, incrementado el espesor del aislante térmico de una fachada: pasando de 3 – 5 cm de espesor exigido según la zona climática, a un espesor de 5 – 12 cm de mejora.Y en el caso de las cubiertas, pasando de 4 – 8 cm de espesor exigido, a uno de 6 – 12 cm de mejora.
Para evitar puentes térmicos, si la tipología de la fachada lo permite, es recomendable la disposición del aislante de forma continua por el exterior de la hoja principal.
Además, si el aislante de la fachada puede llegar a estar en contacto con el agua, deberá ser no hidrófilo, de tal forma que en el caso de mojarse no se deteriore ni disminuyan sus propiedades aislantes. Y en el caso del aislante de la cubierta también deberá tener una resistencia a compresión adecuada para soportar las cargas que recibe.
Fuente: Instituto Valenciano de la Edificación
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