Autorizado el salmón transgénico para la alimentación en Brasil

Siguiendo los pasos de Canadá y Estados Unidos, Brasil autorizó el uso del salmón transgénico del Atlántico (Salmo Salar) para la alimentación.

Este tipo de salmón crece el doble de rápido que los ejemplares convencionales, alcanzando el tamaño de mercado en aproximadamente 18 meses en lugar de tres años. Además, consume menos alimento, representando menos costo de producción.

Para poder lograr estos beneficios, fue necesario introducir el gen regulador de la hormona del crecimiento del salmón Chinook, originario del Océano Pacífico, y otro gen de la anguila Zoarces americanus.

El Chinook crece más que el salmón del Atlántico, y el gen de la anguila del Atlántico noroeste le da al salmón transgénico el potencial de crecer durante todo el año.

Producido por la compañía estadounidense AquaBounty Technologies, el salmón transgénico es el primer animal modificado genéticamente para la alimentación de la población.

Según la agencia reguladora de alimentos y medicamentos de EE. UU. (Food and Drug Administration), el uso de este pez se limita solamente a las hembras, ya que reduciría el riesgo de cruzarse con peces silvestres por si alguno se introdujera accidentalmente en la naturaleza.

Según Paulo Barroso, presidente de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad, el salmón transgénico no tiene diferencias significativas en hormonas y nutrientes con el salmón no modificado.

El inicio de la era del salón transgénico

En 1989 se iniciaron las investigaciones para poder desarrollar al salmón transgénico, pero solo se autorizó su consumo en 2015 y 2016 en EE. UU. y Canadá.

Este salmón divide opiniones entre los científicos. Sus críticos exigen precaución y cuestionan los criterios de seguridad. Una de las preocupaciones es su esterilidad generalizada.

El presidente de CTNBIO destacó que la aprobación es solo para consumo. Para la crianza del salmón transgénico será necesario que la empresa brasileña presente una nueva solicitud para que sea procesada por la Comisión.

En Brasil existe el riesgo de que cualquier especie aprobada inicialmente para consumo sea autorizada para cultivo, según la bióloga Patricia Charvet.

La investigadora del Laboratorio de Ecología y Conservación de la Universidad Federal de Paraná continuó una vez que empieza a existir la demanda del mercado por una especie, pueden darse incentivos para su crianza, muchas veces sin evaluar los riesgos.

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Etiquetas: ECOLOGÍA

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