Descubren un nuevo cánido: el primero en 150 años


El chacal dorado africano (en esta imagen; retratado en el Área de Conservación Ngorongoro, Tanzania) es, en realidad, un tipo de lobo.Foto: Jason Edwards

Los chacales, esos embaucadores del folclore tradicional, han vuelto a engañarnos.
Endémicos de África oriental y Eurasia, los chacales dorados son, en realidad, parientes lejanos y según un nuevo estudio, uno de ellos es una nueva especie de lobo.
Denominado lobo dorado africano, se trata de la primera especie nueva de cánido –grupo que incluye a lobos, coyotes y chacales- descubierta en 150 años. África también es hogar de otras dos especies de lobo: el lobo gris y el lobo etíope.
Si bien todos los chacales dorados se parecen mucho –los animales eurasiáticos son un poco más pequeños que los africanos, con un cráneo más angosto y dientes ligeramente menores-, un análisis profundo del ADN reveló que las dos especies han evolucionado por separado durante milenios.
“Me sorprendió mucho”, confesó el líder del estudio, Klaus-Peter Koepfli, biólogo del Instituto Smitshoniano de Biología de la Conservación en Fort Royal, Virginia.
Koepfli propone renombrar al chacal dorado africano como lobo dorado africano (Canis anthus) y conservar el nombre de especie original del chacal dorado eurasiático (C. aureus).
Olfatean el rastro
Desde hace años, los científicos se preguntaban si los chacales dorados eran más de una especie.
En 2012, el biólogo Philippe Gaubert, de la Universidad de Montpellier, Francia, publicó un artículo demostrando que los chacales dorados africanos podrían ser una subespecie de lobo gris, distinta del chacal eurasiático.
Para su análisis, Gaubert utilizó fragmentos de ADN mitocondrial, material genético que los chacales reciben de sus madres.
Los resultados despertaron el interés de Koepfli, quien decidió verificarlos utilizando muestras de un área geográfica más amplia y con datos adicionales de los genomas de chacales y lobos grises.
Su intención era replicar el trabajo de Gaubert; pero eso no fue lo que sucedió.


Cuando analizó 38 marcadores genéticos de 128 especímenes de cánidos –incluidos chacales dorados de Kenia, África del Norte y Eurasia; lobos grises africanos; y perros domésticos- Koepfli confirmó que los chacales africanos y eurasiáticos eran dos especies distintas. Sin embargo, también descubrió que el chacal dorado africano no es una subespecie de lobo gris.

Por el contrario, halló que el chacal dorado africano es una especie de lobo nueva e independiente, y que esa especie y el chacal dorado eurasiático son primos lejanos que tuvieron un último antepasado común hace como un millón de años. La investigación fue publicada en julio 30, en la revista Current Biology.
Un “caso sellado”
Gaubert defiende su trabajo original y argumenta que, pese a que el nuevo estudio es de alta calidad, no está convencido de que el lobo dorado africano sea una nueva especie. Por ejemplo, dice que los científicos aún no han resuelto algunos resultados conflictivos del análisis de ADN.
“Aún les queda mucho trabajo por delante”, dijo.
Greger Larson, bioarqueólogo de la Universidad de Oxford, Reino Unido, está convencido con la nueva investigación.
“Tienen datos fenomenales y hacen unos análisis estupendos. Es un caso súper sellado”, afirmó Larson.
Entonces, si su parentesco es tan distante, ¿a qué se debe el parecido del lobo dorado africano y el chacal eurasiático?


Koepfli, el líder del estudio, explica que presiones evolutivas semejantes probablemente influyeron en la evolución de los animales. Por ejemplo, el riguroso hábitat desértico de ambos cánidos pudo ocasionar que desarrollaran cuerpos pequeños y delgados, así como el pelaje claro, a fin de que no absorbieran mucha luz solar.

“Hemos descubierto que la información genética puede contarnos una historia muy distinta sobre los animales”, dijo Koepfli.


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