Un nuevo integrante en la familia
La llegada de un nuevo integrante a la familia generalmente se traduce en felicidad, anhelos, nuevas maneras de planificar la vida cotidiana, desafíos y sobre todo el aumento del presupuesto familiar.
El exceso de información y recomendaciones de familiares nos lleva a pensar que “más es mejor”, quie mientras más productos tenga el bebé, la mamá y la familia todo será más cómodo.
Nos mareamos entre tantos productos que “facilitarán” la vida: coches, extractor de leche, almohadillas, cunas, chupetes, bañeras, mamderas, etc. Lo cierto es que necesitamos algunos implementos básicos pero hay uno escencial: PAÑALES.
Algunos datos de impacto
Un bebé utilizará entre 8 a 12 pañales diarios, o sea hasta 4.000 pañales anuales.
Según el World Factbook: birth and death rate los nacimientos el 2019 ascendieron a 372.960. Si hacemos un cálculo simple registramos 1.491.840.000 pañales utilizados en el año ¡UNA LOCURA!.
Un pañal tarda alrededor de 200 a 500 años en desintegrarse, según un artículo publicado recientemente por El País.
Los pañales desechables se componen de ingredientes como: celulosa, polipropileno, polietileno, elásticos, adhesivos y plásticos. Al estar compuesto por celulosa es necesario cortar árboles para su producción, por cada niño se estima que se cortarán 5 árboles aproximdamente para fabricar sus pañales a lo largo de su crecimiento.
Por otro lado, los pañales de tela pueden ser utilizados hasta por 3 generaciones de bebés, es decir, heredables.
Pro y contra
Está claro que la comodidad de desechar es un gran pro, es rápido y fácil sobre todo considerando el agotamiento natural de tener un recién nacido en casa, quedan pocas ganas de lavar metódicamente pañales reutilizables. Ahora veremos algunas diferencias entre ambos, que orientarán una decisión.
Los pañales reutilizables ya no son como los antiguos de 1887 creados por por María Allen, su proceso de fabricación a pesar de ser noble ha evolucionado y al igual que la industria desechable ahora vive su apogeo con una variedad sin fin de pañales e insertos, para utilizar de día, de noche y en la pisicina, con distintos colores, estampados, broches o velcros. Más allá de saber que esta es una industria en expansión lo verdaderamente importante son los beneficios y dificultades que acompañarán este proceso.
En primer lugar, es evidente que al ser utilizado por 3 generaciones de bebés el daño ambiental disminuye considerablemente, es correcto afirmar que para confeccionar un pañal de tela también se utilizan elementos que pueden dañar el medioambiente, sin embargo, representan solo 1/5 de los que utiliza uno desechable, según datos entregdos en la página web de Coco Bebé, con esto tenemos nuestro primer check positivo.
En segundo lugar, la carga de trabajo de lavar periodicamente (cada 2 días) los pañales, es el gran contra de este método y la razón por la que muchos padres desisten. La buena noticia es que existen complementos que pueden aliviar el trabajo como láminas retenedoras biodegradables que son la primera capa entre el bebé y el pañal.
En tercer lugar, la preocupación surge por la cantidad de tela, la incomodidad que esto puede producir en el bebé y el calor, realmente eso es un mito dado que al ser telas hechas de algodón o bambú no aumentan la temperatura del bebé como sí lo hacen los desechables que crean un efecto invernadero durante el verano, aumentando 5° C más que un pañal de Tela, según un estudio de la Universidad de Kiel en Alemania.
En cuarto lugar, es el gasto inicial, al elegir la opción reutilizable será necesario tener un kit de al menos 5 pañales para poder cambiar, lavar y secar. Al inicio puede ser un gran gasto solo justificable en el mediano- largo plazo. El consumo de agua, utilización de detergente y el secado en máquina también es un punto económico a considerar.
Al momento de tomar la desición es importante revisar cuáles son nuestro hábitos familiares. Inclinarse por una opción más ecológica y -con ciertas mejoras- vuelve al origen de la historia de los pañales, esto me lleva a reflexionar que quizás el ritmo de la vida nos lleva de a poco a buscar soluciones rápidas, instantáneas, ¿pero cuál será el impacto de eso para las futuras generaciones?, ¿seremos nosotros también desechables?.
Autor:
Redacción| María José Flores F.
Relacionadora Pública con Diplomacia Pública, especialista en relacionamiento y organización de actividades de extensión.