La medicina para los niños ofrece múltiples posibilidades, pero ante la gran oferta que hay hoy día en este sentido muchos padres nos sentimos perdidos y no sabemos distinguir qué es lo realmente beneficioso para nuestros hijos.
En esta ocasión vamos a presentan una opción terapéutica que resulta de interés en el tratamiento de determinadas patologías, sin afectar al sistema inmune de las personas que la consumen, sean niños o adultos: la homeopatía.
¿Qué es la Homeopatía?
Esta terapia médica se basa en el principio de similitud, es decir, toda sustancia que en dosis elevadas provoca síntomas en un sujeto sano, en dosis mínimas o infinitesimales hace desaparecer esos síntomas al administrarla a una persona enferma. Así, la formulación de los medicamentos homeopáticos permite la recuperación del individuo sin efectos secundarios y sin mermar sus defensas, por eso es utilizada por algunos especialistas de medicina deportiva.
Esta peculiaridad junto con el hecho de que no presenta interacciones medicamentosas o que no genera somnolencia ni dependencia, la convierten en una terapia médica a la que suelen recurrir las mujeres embarazadas, los niños y las personas polimedicadas.
¿Cuándo podemos usar la homeopatía?
La homeopatía tiene diversas aplicaciones y se emplea para muchas afecciones comunes en los niños como:
resfriados,
catarros,
otitis,
afecciones dermatológicas,
trastornos digestivos, etc.
Su uso no afecta al sistema inmune porque su formulación especial es respetuosa con el equilibrio natural del cuerpo, de modo que ante enfermedades tan comunes como una gripe o un resfriado el niño no verá disminuidas sus capacidades.
Y al mismo tiempo, no se nos debe olvidar que tenemos que vigilar la alimentación de nuestros hijos.
Sabemos la importancia que tiene un buen desayuno tanto para mantener sus defensas a tono como para potenciar su capacidad intelectual a lo largo de la jornada. El desayuno debe estar compuesto de lácteos, cereales y una pieza de fruta.
Además, es recomendable que realicen entre cuatro y cinco comidas al día, y tener siempre presentes las frutas y las verduras en su alimentación. Estas últimas son la base para aportar la cantidad de vitaminas y minerales necesarios para tener un sistema inmune fuerte y bien cimentado.
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