Por mi propia experiencia veo que los jóvenes van menos a los pueblos, y menos todavía cuando más pequeños son éstos. Hace veinte años éramos muchos jóvenes que estudiábamos en la ciudad, pero los fines de semana y vacaciones íbamos al pueblo.
Podría ser que antes estuviéramos más obligados a ir porque nuestros padres también iban, pero creo que la mayoría íbamos gustosamente porque en el pueblo no teníamos tiempo para aburrirnos, y si alguna vez nos aburríamos en el pueblo, en cuanto algún amigo tenía coche nos marchábamos a los pueblos cercanos.
Antes había más ocio en los pueblos para gente joven, habían más pubs y discotecas, e incluso algún cine. Ahora se puede decir que muy pocos pueblos de entre 500 y 3000 habitantes mantienen o han aumentado los locales de este tipo de ocio para jóvenes, en la mayoría han descendido o prácticamente han desaparecido.
Otro tanto podemos decir de las instalaciones deportivas. Antes prácticamente todos los pueblos tenían su campo de fútbol, pero ahora ya no lo tienen, en algunos se ha transformado a otro uso o simplemente está abandonado. Menos mal que las carreras por montaña, la mountain bike y el senderismo todavía hacen que la gente joven vaya al pueblo, pero también es verdad que estas practicas deportivas no requieren de muchas instalaciones deportivas.
Las preguntas que me planteo son, por una parte, ¿Ha bajado la oferta a los jóvenes o son éstos los que han bajado su demanda? y por otra parte, ¿se puede remediar esta situación?.
En general los jóvenes se aburren en los pueblos pequeños, si éstos no van al pueblo, menos todavía van a ir sus hijos. Esto es un serio problema para muchos pueblos en los que los fines de semana o las vacaciones suponen incrementar su economía, su actividad y también por decirlo de alguna manera, su alegría.