La perseverancia de la ciencia para alcanzar la sostenibilidad es una cuestión de supervivencia

Una de las virtudes más grandes que conlleva el avance constante de la ciencia y tecnologías para nuestra sociedad es que hemos desarrollado una visión en constante evolución sobre la supervivencia del mundo que nos rodea.

Nuevos descubrimientos cambian nuestra perspectiva de las situaciones y problemáticas que se desarrollan a nuestro alrededor y nos permiten dilucidar con calma y precisión el mejor plan de acción para caminar hacia a el futuro.

Esta perspectiva privilegiada suele generar una sensación de optimismo, esperanza y supervivencia en la humanidad, que espera pacientemente a que la ciencia desvele los misterios que nos rodean y descubra la solución a los problemas que nos asedian.

Pero a veces la misma perspectiva produce el efecto contrario, donde la luz de la ciencia solo nos muestra lo oscuro y profundo que es el abismo que se abre ante la humanidad llenándonos de un opresivo sentido de pena y desesperanza.

La ciencia nos trae todas las respuestas pero esas respuestas no siempre resultan agradables y no siempre son bien recibidas.

Prisas insostenibles

Quizás no exista mejor ejemplo de ello que el calentamiento global y la crisis del cambio climático que se desarrolla en nuestro presente.

Una situación cuya gravedad, complejidad, alcance y consecuencias no hemos podido comprender con precisión hasta hace muy poco.

A lo largo de los últimos años, múltiples avances científicos nos han demostrado más allá de cualquier duda razonable que el uso de combustibles fósiles, desde la revolución industrial hasta el presente, ha aportado al aumento de la concentración de gases de invernadero en la atmósfera.

De igual manera ha vinculado de forma fehaciente la concentración de estos gases con el aumento de las temperaturas superficiales registradas alrededor del mundo en el último siglo.

Además ha demostrado como estos cambios de temperatura han afectado los patrones meteorológicos de nuestro planeta para desencadenar la oleada de cambios climáticos que vemos en el presente y que predecimos para los años venideros.

La ciencia nos ha permitido ver todo esto de manera clara y nos señala que la única solución realista sobre la mesa es la sostenibilidad.

La sostenibilidad como objetivo nos propone trascender la necesidad de combustibles fósiles mediante una serie de cambios energéticos, infraestructurales, políticos y sociales para alcanzar un nuevo modelo de vida y progreso humano que no ponga en riesgo la supervivencia a largo plazo del ecosistema terrestre.

La mayoría de las personas están de acuerdo en que es un ideal noble que debemos trabajar para alcanzar en un futuro, pero lo que muchas personas pasan por alto es que ante las presiones del cambio climático y el calentamiento global, no podemos seguir viendo la sostenibilidad como un objetivo en un futuro lejano y nebuloso, tenemos que trabajar en el presente para darle forma en nuestra generación.

El momento decisivo de la ciencia y la humanidad para garantizar la supervivencia

Pero, ¿por qué tanta prisa? Podrían preguntarse algunos y la simple verdad es que debemos apresurarnos porque hemos iniciado tarde.

El momento en el cual nuestras acciones pudieron prevenir el calentamiento global ya ha pasado y justo ahora vivimos un presente en el que la acción decisiva y la sostenibilidad son la única manera de mitigar los efectos futuros del cambio climático.

Si no actuamos en el presente la ciencia nos advierte que nuestras acciones pondrán un final a los días de nuestro planeta.

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