De acuerdo con la doctora Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, la calidad del aire debe ser una cuestión de políticas públicas, educación ambiental y sobre todo conciencia, en todos los niveles sociales. Estos son aspectos en los que se ha fallado.
Esta problemática ambiental está asociada principalmente con las grandes ciudades, como una consecuencia del crecimiento industrial, el incremento de vehículos tanto públicos como privados y del cambio del uso de suelo.Tanto la industria como el transporte público emiten gases tóxicos que llegan a la atmósfera, perjudicando a los seres humanos, animales y plantas de forma dañina y seria. Esto conlleva riesgos graves tanto para la salud como para la mortalidad asociada a padecimientos respiratorios y cardiovasculares.
Existen normas locales y federales que regulan las emisiones de contaminantes, pero es necesario vigilar que estas se apliquen, con sanciones para quienes no las cumplan. Emisiones como el ozono, óxido de azufre, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de carbono y material particulado; deben ser monitoreadas.Hay dos fuentes que emiten estos contaminantes a la atmósfera. La primera de ellas es la natural, como incendios forestales o emisiones de gases volcánicos. La segunda es antropogénica, debida al humano por el tráfico vehicular, refinerías, mala disposición de basura y la industria.
Un 30% de las enfermedades respiratorias se relacionan con la mala calidad del aire, los más vulnerables son los niños, las mujeres embarazadas y adultos mayores. Las ciudades más contaminadas de nuestro país son el Distrito Federal, Toluca, Guadalajara y Monterrey.
Para combatir este problema es vital promover tanto en las autoridades como en la sociedad general la cultura del cuidado del medio ambiente, pues hasta ahora el único factor que ayuda a la dispersión de los contaminantes es el aire.En cualquier nivel socioeconómico la gente saca basura a las calles o tira basura por las ventanas de los autos, todos sacan a pasear a sus mascotas sin responsabilizarse de limpiar sus desechos.
Sin un buen clima y condiciones como el viento, que permitan la dispersión de contaminantes, estos quedan estancados debido a las condiciones topográficas de la Ciudad de México. Los contaminantes quedan en la atmósfera y son inhalados o absorbidos por la piel, pudiendo causar estragos graves a la salud.
De esta manera, los contaminantes emitidos a la atmósfera que son inhalados o absorbidos por la piel pueden causar graves estragos en la salud, como es el caso del daño por metales pesados como el aluminio, cadmio, cromo, manganeso, plomo y vanadio.
Es por ello que resulta vital procurar la mejoría de la calidad del aire, aportando todos nuestro granito de arena para incrementar nuestra salud, deteniendo el rápido deterioro en el que nos encontramos en la actualidad.
Fuente:Fundación UNAM