Estamos acostumbrados a que la generosidad venga de nuestro círculo más cercano, un familiar, nuestros compañeros de clase o de trabajo, pero hay ocasiones en las que personas totalmente ajenas nos hacen volver a creer en que la humanidad.
Desde ayudarte para encontrar un lugar en medio de la nada hasta evitar una tragedia. Estas son 10 historias inspiradoras a las que les quiero llamar: Lo mejor que un extraño ha hecho por ti.
Bety
Cuando estudiaba la Universidad me mandaron a ver una obra de teatro. Por dos semanas ahorré para poder comprar el boleto, pues contaba como calificación. Y cuando al fin llegué a comprar los boletos el señor de adelante mío se llevó el último. No pude evitar llorar porque todo el esfuerzo había parecido en vano. Quizá el señor vio mi desesperación y decidió regalarme el boleto…No dejó que se lo pagara.
Susana
Un día estaba muy borracha y sin dinero, pero tenía que llegar a un lugar del que desconocía su ubicación. Tampoco tenía datos para ver Google Maps. Me subí al metrobus y me acerqué a un extraño que me pareció confiable para preguntarle dónde tenía que bajarme para llegar. Él me dijo que estaba algo complicado y lejos, pero que él iba cerca de ahí. Nos bajamos y tomamos un taxi. Él lo pagó y llegué a mi destino. La verdad es que no sé por qué confié tanto, pero tuve suerte de encontrarme con un buen tipo.
Ale
Una vez cuando tenía 15 años quería ir al concierto de Ricardo Arjona y no tenía celular con cámara para tomar fotos, y unas horas antes de que me fuera al concierto una vecina me dio un regalo y cuando lo abrí, me puse muy feliz porque era una cámara, de las viejitas, pero tomaba muy buenas fotos.
Cora
Una vez, estando de viaje, alguien encontró mi bolsa con todo el dinero para esos días y la llevó a un centro de cosas perdidas y la pude recuperar con todo intacto.
Gerardo
Cuando vino Bob Dylan a México como en el 2008, yo solo tenía 300 pesos para comprar el boleto de la última fila, pero cuando llegué a taquilla ya no había. Ya iba de regreso a casa, pero un par de dones me dijeron que si buscaba boletos, pensé que eran revendedores, pero no. La esposa de uno no pudo ir y estaban buscando a quien venderle el boleto, era en palco. Me dijo “se ve que te gusta, cuánto traes?” Y le dije “250”. Finalmente me los regaló y bebimos cerveza en el concierto.
Jorge
Lo recuerdo bien porque nunca había estado en esa situación. Hace poco más de medio año tuve una novia que vivía por Metro Tezonco. Ese día yo llevaba como 150 varos. Pero no contéaba con que ella quería comer hamburguesas en un plaza cercana.
Fuimos y terminé pagando. Ahí se me fue casi todo, sin embargo yo ya había apartado para mi pasaje. Tomé el metro y cuando llegué a Tasqueña para regresarme a mi casa, y mientras buscaba lo de mi pasaje pues me di cuenta que ya no lo traía.
Me quedé sentado en la banqueta porque había pasado algo así, también por timidez de pedir. Un señor se acercó y me preguntó que si todo bien, yo sólo le mostré mi cartera con muchas tarjetas pero sin un peso. Él me ayudó con 10 pesos para mi regreso. Aprendí la lección y es algo que espero no volver a pasar.
Paula
Pasó hace como 5 años, iba con mi ex en un taxi y nos peleamos, justo íbamos pasando por la casa de un amigo ahí por metro san Cosme y me bajé del taxi por que mi ex venía de borracho necio y nos peleamos.
Le marqué a mi amigo y me dijo que no estaba en su casa, que había ido a una fiesta en el centro, pero que lo esperara.
Mientras yo lo esperaba, un carro negro dio varias vueltas en la cuadra, iban tres tipos. La tercera vez que pasaron me dijeron que me subiera con ellos que me invitaban a una fiesta.
Me acerqué a un oxxo y empecé a tocar pero no me abrieron. En eso vi que otra vez iban llegando los tipos del carro, abrieron la puerta de atrás y no sé que gritaron. En eso pasó otro auto que vio que yo estaba nerviosa, se acercó y me preguntó si necesitaba ayuda, le dije lo que estaba pasando, se bajó de su carro y le gritó a los tipos que se largarán y dejaran de molestar a "su prima" o les echaba una patrulla.
Finalmente me llevó a mi casa. Fue pura suerte.
Estas historias son la prueba de que las personas buenas sí existen. ¿Y por ti, qué es lo mejor que han hecho?