En mi transición hacia una vida más sostenible, he ido reemplazando muchos productos del hogar y de la higiene personal. Aunque ya llevo unos cuantos años investigando diferentes opciones y alternativas, todavía me queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, creo que con algunos productos he experimentado lo suficiente como para poder decir “esto se queda conmigo” o bien “con esto no repito”. Obviamente, no he probado todas las marcas y por supuesto mi decisión es totalmente subjetiva, basada en el entorno en el que vivo y mis características personales; bueno, en algunos casos hay bastante evidencia objetiva al respecto. Con esto quiero decir que, quizás, tú puedes estar encantada con algo que a mí no me funciona y viceversa, cada persona es un mundo y es libre de consumir lo que le plazca; pero por si te puede servir de algo, hoy quiero compartir contigo un listado de 7 productos ecológicos que no volvería a comprar:
Imagen: Organicus
1.Cepillo de dientes: esta fue una de las primeras cosas que cambié. Me compré uno hecho con material biodegradable, cabezales intercambiables y cerdas de jabalí. Que contenta estaba yo limpiándome los dientes con él. Sin embargo, transcurridos seis meses las encías no paraban de sangrar. En aquel momento, pensé que quizás necesitaba una limpieza bucal, por lo que pedí cita con mi dentista de toda la vida. Fue ella quién, haciéndome preguntas sobre mi higiene diaria, hizo la asociación entre mi problema con las encías y el cambio de cepillo. Me explicó que lo recomendable era utilizar uno con cerdas de nylon blandas y con puntas redondeadas. La homogeneidad del material, la uniformidad en el tamaño de las cerdas, la elasticidad, la resistencia a romperse y la habilidad de repeler el agua y los restos de comida hacía que las cerdas artificiales fueran mejor que las naturales en limpieza y cuidado dental. Escéptica al principio, salí de allí y me agencié el cepillo que me recomendó. A los pocos días ya no sangraba. ¿Casualidad? Lo dudo… así que lamentablemente, no repito con este producto. Lo que sí he visto es que existen cepillos de nylon un poco más eco-friendly en el resto del material, y con cabezales intercambiables, así que puede que esta sea mi siguiente compra. Seguiré informando.
2.Ecobola: su propio nombre ya lo indica, menuda bola nos colaron. Esta ha sido la compra más absurda que he hecho jamás y me da hasta vergüenza reconocerlo, porque siendo científica de formación, ni me paré a reflexionar sobre el timo de los iones. Me dejé llevar por la novedad y la euforia que rodeaba a la pelotita en cuestión. Es lo que sucede cuando compras algo sin preguntarte el porqué de las cosas. En un intento burdo de ganar puntos a mi favor, diré que jamás se me ocurrió recargarla con luz solar (hasta ahí podíamos llegar). Si todavía no te has convencido puedes leer este artículo de la OCU. En fin, que si buscas una limpieza de la ropa ecológica y económica, utiliza mejor estos productos.
3.Ecoducha: no la compré por el tema de los iones – ya estaba escarmentada con la ecobola – sino porque pensé que las esferas de cerámica de su interior me podrían servir para filtrar partículas residuales del agua. Sin embargo, a los pocos meses de utilizarla, las bolas se atascaron por la suciedad y el interior quedó teñido de color marrón. Los poros también se obstruyeron y el agua ya no salía con la misma fuerza. Fue interesante observar la mier…, digo, la porquería, del agua de Barcelona. Al final opté por utilizar otro tipo de filtros adicionales en el grifo para no estropear el nuevo mango de la ducha (que ya no era “eco”). Por lo tanto, si la utilizas como sistema de filtrado, desde mi punto de vista no es lo que mejor funciona. Si estás pensando en comprarla por sus propiedades curativas, mejor te gastas los 60€ que cuesta en una sesión de spa, seguro que te sirve de más. Si quieres convencerte puede leer aquí este artículo sobre los lavados mágicos; todo muy clarito. ¡Ah! y tampoco sirve para ahorrar agua o disminuir la cantidad de detergente.
Imagen: Organicus
4.Sartenes y ollas “eco”: no sé cuánto dinero en material de cocina llevo gastado. Lo cierto es que con este tema he experimentado mucho y he probado muchas marcas, pero no acabo de encontrar nada que realmente sea antiadherente y sostenible a un precio razonable. A la que me compro una sartén ecológica y la friego tres veces – con esponjas suaves y demás cuidados – ya no puedo girar una tortilla, todo enganchado. Y si la puedo seguir volteando, resulta que después descubro que el recubrimiento no era tan eco-friendly como se suponía. Las he probado de hierro, cerámica, acero inoxidable… Sé que hay marcas muy muy buenas, pero muy muy caras, y busco algo con una relación calidad-precio razonable. De verdad, si alguien me promete que con su sartén “verde” voy a poder seguir cocinando tortillas al cabo de tres meses, le promociono la marca.
5.Tablas de corte de madera: aquí si que proclamo el mea culpa, porque no tengo paciencia tratando las planchas para picar alimentos como es debido y a los dos días se deforman o se pudren. Soy muy vaga para curar la madera con aceites y luego limpiarla con sal y limón de forma regular, que le voy a hacer…
Imagen: Organicus
6.Desmaquillantes a base de aceites vegetales: ya te hablé del oil cleansing method aquí y soy la primera que lo probó, pero si tienes la piel del rostro muy grasa o con tendencia acnéica, lo mejor es que te olvides de ellos. Puede que tras la primera o segunda aplicación te guste el resultado. Cuando lleves más días, ya me cuentas… Este tipo de productos sólo los recomendaría para pieles secas y arrugadas. Ahora bien, esto no significa que si tienes la piel grasa no puedas utilizar productos hechos a base de aceites sobre la piel. Seguro que la hidratación que necesitan tus piernas no es la misma que la de tu tez. Ya sabes que yo te animo siempre a probar de hacer algunos productos básicos de cosmética por lo que puedes aprender más aquí o en este curso online.
7.Desodorantes con bicarbonato de sodio: es una pena porque este ingrediente funciona para acabar con la humedad y el mal olor, pero a mí me irrita un montón la piel. Si veo que la fórmula de un producto contiene este compuesto muy por encima del 1%, lo evito a toda costa.
¿Has probado algunos de los productos que te describo? ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Alguna sugerencia? Sigue atenta, porque la semana que viene te descubro los productos eco-friendly que no cambiaría por nada del mundo. La parte positiva para el final
7 productos ecológicos que no volvería a comprar ha sido publicado originalmente en Organicus.