Elif Bilgin vive en Turquía, tiene 18 años y a su edad ya se presenta como toda una inventora. Su creación no podría ser más oportuna: se trata de una sustancia que puede remplazar al plástico obtenido a partir de petróleo. Esta materia orgánica es renovable y su principal insumo son las cáscaras de plátano.
Desde pequeña ha sido muy inquieta y sus ganas por aprender pronto llamaron la atención de sus maestros, quienes detectaron que se trataba de una estudiante superdotada. Su ingenio y su preocupación por el medioambiente fueron el motor de este proyecto:
Si el plástico (un material con un gran rango de usos en nuestras vida cotidiana) puede ser fabricado con cáscaras de plátano (un material que es descartado a diario), entonces este plástico se convertiría en un rival para el plástico hecho de petróleo que usamos en la actualidad. El plástico del plátano supliría a los consumidores de plástico con una opción alternativa y esto reduciría, de hecho, la tasa de polución en el medioambiente causada por el uso de plásticos hechos con petróleo, y se les dará a las generaciones venideras un planeta en el que valga la pena vivir.
Bilgin sabía que para producir bioplástico es esencial contar con almidón y que, a su vez, los plátanos son una excelente fuente de este elemento; así que durante dos años se dedicó a experimentar una y otra vez, hasta que después de varios intentos fallidos logró transformar las cáscaras en un material que podría ser utilizado para el aislamiento de cables y la fabricación de prótesis cosméticas.
La joven científica presentó su hallazgo hace unos años en en la Feria de Ciencia de Google y desde entonces su invento se dio a conocer en diferentes eventos y conferencias. Básicamente, consiste en sumergir la cáscara en una solución de metilbisulfato de sodio, llevarla a su punto de ebullición y luego hacer una especie de puré con la pasta, antes de llevarla al horno.
A pesar de que el procedimiento requiere el uso de materiales irritantes, Bilgin asegura que con las debidas precauciones puede realizarse en casa.
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