Los ecólogos Susan P. Harrison y David Ackerly, de las universidades estadounidense de Davis y Berkeley, criticaron la posición negacionista del cambio climático del presidente de EE.UU., Donald Trump, y que ignore las evidencias científicas sobre esta amenaza.
Ambos científicos participan en el XIV Congreso Internacional de Ecosistemas Mediterráneos (Medecos), que se celebra en Sevilla (España), donde presentaron sendas ponencias sobre el impacto del cambio climático.
“Estamos muy preocupados sobre este asunto, que es muy grave también desde el punto de vista democrático, porque cualquier gobierno necesita utilizar la mejor ciencia disponible para tomar sus decisiones y la nueva administración [de Trump] no muestra ningún respeto hacia la ciencia ni hacia los científicos”, opinó Ackerly.
Este ecólogo no teme por la autonomía de los científicos estadounidenses pero sí por la de entidades, como la Agencia de Protección Ambiental (EPA), organismo que hasta ahora ha contado con financiación federal para elaborar y difundir bases de datos sobre el cambio climático.
“Como profesores, no vamos a cambiar nuestro trabajo para mostrar la importancia de este problema, pero nos preocupa que podamos perder años con respecto a lo ya avanzado; es un problema muy serio para el futuro de nuestro país y de todo el mundo”, apostilló.
Ackerly dice estar “apenado” porque la posición de Trump “va a afectar también al resto del mundo” y rebate la campaña “malintencionada” que asocia las políticas “verdes” a una mayor presión fiscal.
“En California tenemos las normas más duras para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para apoyar tecnologías verdes, y somos una de las economías más fuertes del país”, agregó.
No duda de que “la economía verde” no solo no lastra el crecimiento económico sino que, en su opinión, apuestas por las energías renovables o los vehículos eléctricos son ya una “fortaleza” para la economía del futuro.
“Algunos cambios van a ocurrir y tenemos que hacer todo lo que podamos para frenarlos y para disminuir su impacto en los humanos”, concluyó.
Harrison, por su parte, explicó que solo en su universidad -la de Davis- 2.344 profesores han firmado ya una carta en la que urgen a Donald Trump a cumplir el compromiso de EE.UU. con el Acuerdo de París -que busca combatir los efectos del cambio climático- y a apoyar las tecnologías limpias para que este país sea “líder económico y político del siglo XXI”.
Esta carta también advierte al nuevo presidente de que “continuar produciendo gases de efecto invernadero a tasas actuales tendrá consecuencias catastróficas e imparables para nuestro medio ambiente, nuestra economía y nuestro país”. Se pide también a Trump que “asegure el lugar de América como líder mundial en la acción climática”.
El escrito denuncia las “interpretaciones engañosas” sobre el cambio climático y destaca el “amplio consenso” de la comunidad científica de que esta amenaza “causada por el ser humano es real, con consecuencias que ya se están sintiendo”.
Sobre el intento de Donald Trump de bloquear información sobre el cambio climático, Harrison explicó que amenaza más a las agencias federales que a las universidades y reveló que algunos científicos ya han realizado copias de seguridad de bases de datos y de publicaciones para garantizar su libre difusión a la ciudadanía.
Esta investigadora expresó su “preocupación” de que Trump restrinja la ya decreciente financiación para investigaciones sobre el cambio climático. Lamentó también que su respaldo electoral por su promesa de bajar impuestos se haya apoyado en una propaganda “errónea” e “interesada” de grupos de presión que han asociado las políticas contra el cambio climático con subidas fiscales.
En su opinión, los científicos estadounidenses seguirán mostrando las evidencias del cambio climático y de sus perjuicios en la naturaleza, “al menos para no se nos diga que no lo habíamos advertido”.
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