Sin embargo, México aún se encuentra por debajo del promedio de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde Chile, Colombia y Estados Unidos se encuentran por encima de México.
El promedio general de los ingresos mensuales de las mujeres mexicanas es de 8 mil 606.40 pesos; en cambio los hombres ganan en promedio 8 mil 829.60 pesos al mes, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Varios estudios del INEGI, la OCDE y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señalan que las mujeres tienen sueldos contrastantes aunque ocupen el mismo puesto que los hombres en México.
De hecho, el estudio titulado “Panorama general de los indicadores laborales en México” revela que en promedio las mujeres mexicanas trabajadoras —es decir, la Población Económicamente Activa (PEA)— están más preparadas que los hombres en su nivel de escolaridad.
Recordemos que la PEA en México está conformada por 33.4 millones de hombres y 20.8 millones de mujeres. Si bien, los pasos han sido lentos para que las mujeres se inserten a la vida laboral, una vez que lo logran se enfrentan a obstáculos para ascender a puestos directivos: sufren de machismo, sexismo y acoso laboral tanto en el sector público como privado.
Desgraciadamente el proceso de desarrollo de las mujeres en su trabajo es muy diferente a la de los hombres: casi dos terceras partes de las mexicanas que trabajan están atrapadas en empleos informales que ofrecen paga baja, protección social insuficiente y escaso resguardo contra la pobreza, según estadísticas de la Secretaría del Trabajo publicadas en mayo de 2018.
Esto refleja que aunque cada vez hay más mexicanas preparadas académicamente para laborar, pero esta fuerza femenina de trabajo se pierde al no ser incorporadas completamente a la economía; más aún si consideramos que en México existen 41.8% de madres solteras y este porcentaje va en aumento.
Tan sólo 7 de cada 10 mexicanas de 15 a 54 años son madres solteras, de las cuales sólo 42.6% tienen prestaciones laborales.
En México, 38.6% de las madres solteras trabajan en empresas y negocios, 31.2% laboral en el sector informal, 16.4% en instituciones, 12% en el sector doméstico remunerado y 1.3% se dedican a la agricultura.
La mayoría de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector público. El género femenino ocupa ocupa 51% de los empleos en el sector público, aunque todavía están subrepresentadas en los niveles administrativos, pues es difícil que alcancen un puesto de alto nivel.
Hay más mujeres mexicanas que trabajan en el sector público, porque existe mayor estabilidad laboral, mejores prestaciones y políticas que combaten el acoso, aunque los salarios por lo general son más bajos que en el sector privado.
Por otra parte, 25% de las mujeres mexicanas económicamente activas trabaja por su cuenta propia (freelance o emprendiendo un negocio), a diferencia del promedio de los países de la OCDE, donde sólo 10% de las mujeres lo hace.
¿Y el trabajo no remunerado?
En todo el mundo las mujeres realizan más trabajo sin pago que los hombre, pero las mexicanas enfrentan una de las más altas cargas de trabajo no remunerado, según la OCDE: “Las mexicanas soportan, en promedio, casi 77% de los quehaceres domésticos y del cuidado infantil sin remuneración. En promedio, las mexicanas dedican más de seis horas diarias al trabajo no remunerado, mientras que los hombres menos de dos horas”.
¿Qué pasaría si hubiera igualdad de salarios en México?
El lado irónico del panorama salarial de las mujeres es que si hubiera más espacios e igualdad de sueldos en el trabajo, México tendría un crecimiento considerable en su economía, porque la mayor parte de la población mexicana está conformada por mujeres: de los 123.5 millones de habitantes en México, el 51.2% pertenecen al sexo femenino.Es por ello que la OCDE recomienda al gobierno de México que reduzca la brecha de género respecto a la participación en la fuerza de trabajo entre personas de 15 a 74 años. México ha implementado políticas públicas para que las mujeres tengan un mejor sueldo y alcancen puestos directivos de trabajo. Pero estos procesos han sido muy lentos.
La OCDE señala que si México acelera el paso en la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, para 2040 se añadirían potencialmente 0.16 puntos porcentuales a la tasa anual promedio proyectada de crecimiento en el PIB por habitante para el periodo 2013-2040, incrementando la tasa promedio proyectada a 2.46% anual. Esto se traduce en un aumento aproximado de mil 100 dólares del PIB por habitante.
Sigamos exigiendo mejora salarial y más espacios de trabajo para las mujeres. ¡Al final todo México saldría beneficiado!
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