La contaminación genética, que a día de hoy es uno de los tipos de contaminación más estudiados, es sin embargo una gran desconocida para un alto porcentaje de la población. Si lo piensas detenidamente, quizás nunca te hayas planteado su significado exacto o cuáles son los grandes problemas que derivan de la ingeniería genética.
De hecho, la contaminación genética implica consecuencias que no son objeto de la persecución de los gobiernos ni sobre ella sobra información pública, lo que contribuye todavía más a la falta de conocimiento del ciudadano sobre la misma. Eso sí, tal circunstancia no es óbice para que en el futuro corran ríos de tinta sobre un término que promete “traer cola”.
¿Qué es la contaminación genética?
Se considera contaminación genética al ataque al medio ambiente, sobre todo a la salud y al bienestar de los seres vivos, que es muy perjudicial y que afecta a las personas de forma mayoritaria.
Así, podríamos definir a la genética como la contaminación que produce modificación o alteración de genes en aras de la creación de nuevas clases. Se trata de un proceso que exige transferencia de material genético de un específico organismo a otro diferente.
En esta polémica contaminación el flujo genético se produce en las plantas mediante la polinización y en los animales a través del apareamiento.
Seguro que el término “transgénico” no te deja indiferente. Hace años que estos productos se comercializan y los animales y plantas que se modifican a nivel genético para que den lugar a nuevas especies cuentan con unas características determinadas:
En el caso de las plantas:
Las plantas transgenéticas se someten a un proceso de modificación que les permita ser más fuertes ante plagas o sequías. Esto se traduce en un beneficio notable para quien las cultiva y depende económicamente de ellas
Constituyen un significativo ahorro a nivel económico y su cultivo no precisa un esmero excesivo
En el caso de los animales:
En teoría se persigue la obtención de ejemplarse únicos y mejores que perfeccionen y sirvan de complemento a aquellos de los que proceden. Sin embargo, en la práctica en más ocasiones de las que debiera son el fruto del capricho de desaprensivos que solo pretenden modificar una específica raza a su gusto
Los elementos primordiales de este tipo de contaminación son los genes contaminantes contenidos en un elevado porcentaje de los productos que consumimos a diario y que se comercializan pese a existir grandes dudas sobre si han sido o no modificados a nivel genético.
Es muy común que un consumidor no tenga idea de que un determinado alimento que esté comprando haya sufrido una manipulación genética. Y es que, de hecho, resulta un tanto complicado detectar a priori si un organismo ha sufrido una modificación genética o si ha sido manipulado artificialmente.
La contaminación por transmisión de genes, ¿un riesgo que nos hacen asumir?
Mucho se habla de la transmisión de genes pero, ¿cuáles son los riesgos que asumimos con ella?
El proceso originado por la contaminación que estamos analizando supone una amenaza para el desarrollo natural e histórico de una determinada región. Y es que este tipo de manipulación conlleva, entre otras nocivas consecuencias, el reemplazo o la homogeneización de los genotipos locales que provoca la introgresión.
La consecuencia inmediata bien podría ser la introducción de plantas o animales con una ventaja numérica o de aptitudes.
El gravísimo peligro que tal filtración supone para la especie humana, por la vía de la introducción en su dieta, habría de sumarse a las peligrosas consecuencias ambientales.
Los experimentos llevados a cabo en parcelas reducidas terminan a menudo convirtiéndose en focos de contaminación y filtración desconocidos e impredecibles. ¿La razón? A día de hoy todavía faltan muchos datos relacionados con las características y el comportamiento de los genes transgénicos cuando son sometidos a la dinámica de los agrosistemas de una zona concreta.
Conoce los efectos de una contaminación que va en aumento
Entre los principales efectos de la genética, podemos destacar que esta contaminación produce:
- La combinación de genes de distintas especies de plantas o animales. Tales problemas pueden afectar sobremanera a los animales, domésticos o salvajes, sobre todo si se tiene en cuenta que un elevado porcentaje nace con problemas de esterilidad, por lo que la continuidad de estas razas se ve comprometida.- El empobrecimiento de la biodiversidad. Las modificaciones genéticas son susceptibles de transmitirse a las plantas, pudiéndolas hacer desaparecer.
- El desarrollo de las alergias en los seres humanos. Poco se sabe todavía de una problemática que estaría vinculada a la introducción de proteínas en los alimentos.
- El reforzamiento de las bacterias ante los antibióticos. Un último efecto pero no por ello menos perjudicial, pues tal hecho desembocaría en diversas enfermedades, tanto nuevas como conocidas, cuyo tratamiento se complicaría. La razón sería que las bacterias ya conocidas se volverían inmunes al efecto de los antibióticos y las nuevas carecerían de antibióticos predeterminados.
Prevenir el consumo de alimentos contaminados genéticamente: una cuestión de sentido común
Si los ciudadanos tenemos el deber de tratar de combatir cualquier tipo de contaminación, en el caso de la genética la solución viene rodada y pasa por intentar consumir únicamente alimentos frescos y naturales.
Es cierto que ya hemos aludido a que en ocasiones no es fácil diferenciar un alimento contaminado genéticamente de otro que no lo esté, pero hay que prestar especial atención a evitar consumir alimentos que procedan de industrias que puedan haber sido manipuladas a nivel genético, haciéndole a la vez un favor a nuestro organismo, pues la nueva dieta nos vendrá como anillo al dedo a nivel de salud.