Cuando hablamos de movilidad sostenible, también se debe tomar en cuenta el papel que cumplen las carreteras en este sentido.
España es el segundo país con mayor longitud en su red de carreteras de la Unión Europea, pero exhiben una realidad desfavorable: en su mayoría requieren mantenimiento y medidas de seguridad vial como la renovación de 374 000 señales de código y pintar las marcas viales en 38 500 kilómetros de vía.
Tal es el deterioro que, en términos ambientales, el déficit de mantenimiento ha incrementado las emisiones en al menos 25 millones de toneladas de CO2 en una década.
La red viaria del Estado, como la de las comunidades autónomas, presentan un estado de mantenimiento deplorable, así lo ha publicado la Asociación Española de la Carretera (AEC) tras estudio: 1 de cada 10 kilómetros se encuentra en situación muy deficiente con deterioros graves como hundimientos en las rodadas, rodaderas, agrietamientos profundos, desintegraciones, deformaciones y hendiduras erráticas. Esto es incompatible con una movilidad segura y verde.
Para comenzar a solventar tal situación, el Ministerio de Transporte tiene previsto en 2021 un presupuesto de 16 664 millones de euros, de los cuales 2 340 millones serán destinados a las carreteras y de ellos, 1 240 millones particularmente a su conservación, siendo superior el presupuesto de mantenimiento al de construcción.
Las carreteras son un patrimonio común, y España goza de una de las redes de alta capacidad más potentes del mundo. Sin embargo, la falta de conservación ha hecho mella en las infraestructuras de este patrimonio valorado en 215 000 millones de euros y que a partir de 2009 ha sido abandonado a su suerte prácticamente. En concreto, los recursos destinados a la conservación y seguridad vial se han visto mermados en un 76 % entre 2009 – 2019.
¿CÓMO VOLVER LAS CARRETERAS SOSTENIBLES?
Actualmente se están llevando a cabo en España tecnologías y técnicas sostenibles con el fin de alargar la vida de la carretera y disminuir todos los contaminantes atmosféricos. Para ello, es necesario bajar la temperatura de fabricación convencional de las mezclas asfálticas, y mejorar los diseños para que se adapten a las soluciones de conservación.
Una de las medidas que se están realizando es el recirculado del pavimento deteriorado, ya que se tiene la capacidad de volver a incorporar al ciclo aquellos materiales que sirvieron durante años en las carreteras y convertirlos en nuevo pavimento, un claro ejemplo de economía circular.
De hecho, aunque parezca sorprendente, el material más reciclado en el país son los pavimentos asfálticos, por encima del vidrio, con unos 1,2 millones de toneladas.
Otro ejemplo de economía circular en carreteras sostenibles es utilizar polvos de neumático, mezclandolos con aditivos para conseguir pavimentos de larga duración. En España ya existen más de 1 600 kilómetros de carreteras asfaltadas de este tipo.
Así mismo, contribuir con la sostenibilidad es garantizar una superficie plana con suficiente capacidad de rodadura, esto reduce el consumo de combustible entre un 3 y 6 %, que se traducen en la disminución de emisiones de CO2, en otras palabras, los vehículos consumen más combustible al circular por carreteras deterioradas.
El esfuerzo para lograr que sean más sostenibles se han enfocado de momento, en la conservación de las carreteras para disminuir el impacto de los vehículos que circulan por ella, empleo de materiales reciclados, alargar la vida de la carretera para disminuir el uso de materias primas naturales y mejorar la mecánica de transporte.