La naturaleza nos enseña una y mil veces que las apariencias engañan, así como que existen ríos secos que soportan vida.
La definición que todos conocemos de río es, curso o corriente natural de agua que escurre o fluye permanentemente hasta desembocar en un lago o mar. Sin embargo, esta definición se queda corta en la vida real, porque si bien hay ríos que llevan agua todo el año, llamados ríos permanentes, también hay otros que se secan total o parcialmente durante una época del año, llamados ríos intermitentes. Pero existe otro tipo de río, que no encaja con ninguno y ha sido ignorado por todos por mucho tiempo: aquellos que casi nunca llevan agua conocidos como ríos secos.
Si pensáis que son escasos, os equivocáis, la realidad es que abundan en el planeta y en casi todos los ecosistemas del planeta, siendo más frecuentes en las regiones áridas. Un ejemplo de ellos, son algunas ramblas mediterráneas por las que fluye agua algunas horas o días al año, tras periodos de copiosas lluvias.
¿Qué son los ríos secos?
Para distinguirlos de los ríos intermitentes, se trata de aquellos cauces formados por que sirven de vías de evacuación rápida de aguas de lluvias fuertes en un determinado periodo de tiempo, no soportan en sí formas de vida acuática, pero sí terrestre y están desconectados de las aguas subterráneas.
Por consiguiente, como explica la investigadora María Rosario Vidal-Abarca de la Universidad de Murcia el hábitat natural en estos ríos es eminentemente terrestre y no acuático es decir, su funcionamiento está ligado más a un ecosistema terrestre. Pero entran en la categoría de río, porque geomorfológicamente han sido formados por el agua, se forman y dinamizan por la fuerza del agua de las crecidas y son parte de la red fluvial de una cuenca hidrológica.
Las apariencias engañan, estos ríos importan
Estos ríos son los grandes olvidados por los gestores fluviales, la administración, las empresas y la sociedad civil en general.
Ya sea por desconocimiento de sus servicios ecosistémicos o por simple percepción de inutilidad, es válido preguntarse ¿y para qué sirven?
Tienen una gran importancia, funcionan como vías de desagüe natural para las avenidas de agua y son necesarios para evitar inundaciones, las más frecuentes cada vez, en las regiones de Murcia y Alicante. Mientras, que los riesgos de avenidas, se han gestionado a través de rectificación de causes, canalizaciones, cota de meandros, es decir, a través de medidas estructurales, las riadas no se van a acabar, por lo que la solución adecuada es aumentar la resiliencia del territorio, dejando fluir el agua por su vía natural de manera que se eviten las inundaciones.
Este tipo de funcionamientos se llaman también servicios de regulación, y cabe mencionar que los ríos secos con su flora terrestre circundante, contribuyen además a la infiltración de agua en el suelo, a la disminución de la erosión, facilitan la formación y fertilización del suelo, proporcionan hábitats para la vida silvestre, como la tortuga mora que excava sus nidos en los lechos de estos ríos, y muchos beneficios más, que están a la vista de aquellos que contemplan el paisaje de verdad.
Otro valor de los ríos secos, es que resultan las vías de comunicación entre pueblos, utilizados desde antaño. Esta práctica no se ve mucho por estos días, pero lo cierto es que estos ríos permitieron el desarrollo de actividades agrícolas y mercantiles que podrían recuperase.
Por ejemplo, del conocimiento ecológico local se sabe que, se cultivaba árboles de secano como el algarrobo, que hoy día tiene gran potencialidad porque se extrae de él un edulcorante saludable. También se cultivaban cereales y se aprovechaba la gran variedad de plantas medicinales que crecen en plena libertad en este tipo de hábitat.
También hoy día están en la mira porque forman parte del turismo rural, como vías de senderismo importantes que conectan localidades.
Desde la perspectiva local, aportan grandes beneficios, económicos, culturales y ambientales. Es por ello, que actualmente se estudian con el fin de definir indicadores de calidad para identificar adecuadamente los ríos secos de ríos intermitentes y su estado de salud ambiental.
Mientras investigadores trabajan en ello, no están exentos de impactos. De ello la creación de urbanismos, carreteras y demás infraestructuras los pasa muchas veces por alto y luego deben pagar las consecuencias cuando llueve, también son objeto de vertidos de aguas residuales y basuras, entre otros tantos, que los alistan entre los ecosistemas más maltratados del mundo.