Ahora, dos años más tarde, Nadia ha denunciado a su marido por maltratos y amenazas. La joven afirma que Jamal no le dejaba salir a la calle sin vestir prendas que taparan su cuerpo entero, ni aprender castellano.
Además, también asegura que estaba totalmente controlada, pues debía decirle a su marido a qué hora entraba y salía y a dónde iba y con quién. Tampoco podía tener las ventanas de la casa abiertas. Por último, añadió que su marido le insultaba y abofeteaba habitualmente.
Por su parte, Jamal ha negado los hechos y considera que su esposa está mintiendo para acabar con su matrimonio de conveniencia sin que su familia se vea obligada a devolver el dinero que recibieron de los padres de Jamal cuando se casaron (según la tradición, si Nadia rompe el matrimonio, sus padres tendrían que devolver todo el dinero).
En España los matrimonios forzosos son un delito, pero es muy difícil evitarlos porque la mayoría suele casarse de forma concertada en sus países de origen. Además, la mayor parte de las víctimas no denuncian, pues como afirma Hadar Saabi, musulmana marroquí y ponente en varios congresos de feminismo islámico “la víctima no es consciente de que sufre abusos y de que puede denunciarlos. Aisladas en su cultura y en la comunidad de su país de origen, suelen considerar que esta situación es normal o sienten que si van a la policía serán mal vistas".
¿Creéis que poco a poco las mujeres víctimas de matrimonios forzosos se atreverán a denunciar?
Foto: hela-losiguiente.blogspot
Información: El País