El vertedero de residuos tóxicos de Nerva, creado con el fin de albergar temporalmente residuos industriales de Huelva, Sevilla y Cádiz, ha recibido la basura de media Europa, y después de 25 años se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los habitantes de Nerva.
Bajo una gestión deficiente, a sus 16 años de vida con 3 millones de toneladas de residuos no peligrosos y 552 064 de residuos tóxicos (publicado por Ecologistas en Acción) se había colmatado, y desde 2014 el Ayuntamiento de Nerva pidió a la Junta de Andalucía su clausura. Sin embargo, ha seguido funcionando, con 300 % de sobresaturación en 2020. Ahora la empresa gestora Ditecsa, espera por la aprobación del proyecto de ampliación y modificación del vertedero, y autorización para operar por 25 años más, por parte del Gobierno andaluz.
No obstante, la empresa asumió la limpieza de zonas contaminadas en la Bahía de Kotor, Montenegro durante 2019, recibiendo 40 000 toneladas de arenas contaminadas, granallado o chorreado, con sustancias peligrosas como tributilo de estaño y asbestos, cancerigenos por excelencia, cuya importación está prohibida por el Convenio de Basilea. Se trató de un trayecto de 3 267 km de distancia, en barco hasta el puerto de Sevilla y luego en transporte pesado hasta Nerva. De este proceso no se ha brindado información sobre el traslado y gestión de los contaminantes.
Mientras que en Montenegro quieren descontaminar un lugar declarado Patrimonio UNESCO, de continuar funcionando el vertedero, la cuenca minera perderá la posibilidad de convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
A por el cierre del vertedero
La comunidad civil de Nerva y diversas organizaciones exigen el cierre del vertedero. No es para menos, de seguir operando se convertiría en supermercado de residuos peligrosos, un negocio muy lucrativo, pero con graves consecuencias ambientales y sanitarias, puesto que se recibirían y venderían residuos y se someterían otros a tratamientos como incineración para obtener energía.
Lo que a simple vista no se ve como un conflicto, si lo es, por la ubicación del vertedero a escasos 800 metros de la comunidad de Nerva, cuyos pobladores se ven afectados por los humos tóxicos, las polvaredas e incendios frecuentes del vertedero.
Además, se encuentra en la cuenca del Río Tinto, al que van a parar lixiviados que se filtran juntos a vertidos peligrosos
El Proyecto de Ampliación y Modificación del Vertedero consiste en construir una planta incineradora de residuos tras realizar el relleno del vertedero con una mezcla de residuos peligrosos, tóxicos y no peligrosos. Esto perjudicaría al Río Tinto, corredor verde y paisaje protegido.
El proyecto se excusa bajo las apariencias de revalorización del 80 % de los residuos y aspira alojar otras 110 000 toneladas de residuos. Hasta la fecha, por medio de múltiples denuncias y protestas, los habitantes de Nerva esperan la clausura definitiva del vertedero. Esto conllevaría al inicio de mecanismos de restauración de la zona y serviría para promover la gestión de residuos industriales en origen.