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Descontentos
Multitud de grupos ecologistas han criticado los peligrosos efectos para el medioambiente que pueden tener estos oleoductos a lo largo de sus recorridos. El proyecto Keystone XL ha sido uno de los punto claves en los debates sobre la política energética global de EE.UU. y el cambio climático. Los propietarios de los terrenos ubicados en las cercanías de la tubería denuncian que un derrame de crudo podría contaminar el acuífero Ogallala, una importante fuente de agua potable que se extiende desde Texas hasta Dakota del Sur. Por otro lado, los opositores de Dakota Access sostienen que la tubería puede dañar lugares de gran relevancia cultural para la tribu siux en la reserva de Standing Rock, al mismo tiempo que representa un significativo peligro ambiental al tener previsto que cruce el río Misuri. “Donald Trump lleva apenas cuatro días en el cargo y ya ha demostrado ser una peligrosa amenaza para nuestro clima, tal como temíamos que sería”, señaló Michael Brune, director del Sierra Club, una de las organizaciones de defensa del medio ambiente más antigua de Estados Unidos. Los grupos ambientalistas anunciaron su intención de mantener su oposición en contra de la ejecución de estos proyectos, mientras los representantes de las tribus indígenas afectadas por el trazado del oleoducto Dakota Access dijeron que podrían impugnar este proyecto ante la justicia.
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“Los estadounidenses saben que ese oleoducto fue redirigido de forma injusta hacia nuestra nación y sin nuestro consentimiento”, dijo en una declaración el jefe de la tribu Sioux de la localidad de Standing Rock. Aún no está claro que las órdenes ejecutivas firmadas este martes por Trump concluirán en la construcción de los dos polémicos oleoductos, lo que sí es seguro es que han servido para reactivar la polémica que rodea ambos proyectos.
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