Sin embargo, existe en muchas personas la duda sobre si el cambio climático es realidad o no, después de todo, los cambios en los patrones meteorológicos no suelen ser fáciles de percibir o interpretar. Por suerte, existe una herramienta que nos permite tipificar los patrones climáticos y, por tanto, identificar rápidamente cuando el clima de las diversas zonas del mundo comienza a cambiar; esta herramienta es el sistema Köppen.
El sistema Köppen divide el clima en cinco tipos principales delimitados por la latitud. A su vez, estos grupos se subdividen con base en su precipitación estacional y la temperatura local, para obtener un número de subgrupos que describen con precisión los patrones climáticos de los distintos paisajes del planeta.
Gracias a este sistema, es posible identificar los patrones climáticos de cada zona y los factores que lo generan. Con esta información podemos comparar fácilmente cómo estos factores fluctúan y cómo se produce el cambio climático.
Factores que moldean el clima
El clima mundial es un sistema complejo que balancea la mayoría de los factores de la biosfera terrestre. Factores como la incidencia de luz solar, la inclinación del eje de la tierra, el movimiento de las masas de aire y las corrientes oceánicas interactúan entre sí para dar forma al clima. Esto hace que sea muy difícil predecir el comportamiento meteorológico en una escala global, no obstante, los patrones climáticos locales son mucho más estables y responden principalmente a tres factores principales: latitud, precipitación y temperatura.
La latitud es el factor principal y se define como la distancia medida en grados que separa a un punto de la superficie terrestre del ecuador. Este factor es importante porque define cuánta luz solar reciben las distintas regiones de la tierra, la latitud define los cinco tipos de climas principales del sistema Köppen. Las áreas de ecuador tienen clima tropical, definido por altas temperaturas y fuertes patrones de precipitación. Más al norte están los climas áridos, caracterizados por baja precipitación.
A medio camino entre el ecuador y los polos está el clima templado, que se define por las cuatro estaciones características. Antes de llegar a los polos está el clima continental, cuyas estaciones son más pronunciadas. Por último, en las latitudes más altas se encuentran los climas polares, famosos por sus temperaturas bajo cero.
La precipitación se refiere al volumen de agua que cae en un lugar determinado durante un año. Esta agua puede caer como lluvia, nieve o granizo y causa las diferencias entre climas áridos y semiáridos, entre sabanas y selvas tropicales; y entre regiones donde nieva en invierno y otras en las que no. Los niveles de precipitación a su vez dependen de la altura, la topografía y los patrones del viento; por esto, lugares cerca entre sí pueden tener una gran diferencia en sus niveles de precipitación.
Finalmente, la temperatura ayuda a definir las tasas de evaporación y precipitación en un área y es determinada por la altura y las corrientes oceánicas. La temperatura explica por qué en latitudes bajas pueden existir climas glaciares en las cimas de las montañas y marca la diferencia entre regiones con inviernos lluviosos y otras con inviernos nevados.
Cambios en los patrones
Al entrelazar estos factores, la clasificación de Köppen nos brinda un conocimiento integral sobre el clima local y nos permite realizar predicciones acerca del efecto que los cambios puntuales tendrán sobre nuestro ambiente. Así, por ejemplo, se puede identificar un descenso de la precipitación en un área templada, indicando que esta se comportará como un ambiente árido y permitirá planificar una gestión acorde.
Esto convierte al sistema Köppen en una herramienta indispensable para reconocer y anticipar los efectos del cambio climático en el mundo cambiante que nos rodea.