Estamos ante una urgencia sanitaria. La elevada proporción de los vehículos diésel en el parque móvil europeo encierra una amenaza para la calidad de vida, la salud y el medio ambiente. En los centros urbanos, la mala calidad del aire pone en peligro la salud de los residentes y de las personas que circulan por ellos a diario, y también de la población en general: en tanto en cuanto las grandes ciudades en la UE no cesen de palpitar al compás de sus propios picos de contaminación, habremos de resignarnos a aceptar una tasa anual de 400 000 muertes prematuras atribuibles a los efectos de las partículas finas emitidas por los vehículos diésel, que en Europa representan el 55 % del parque de vehículos. El elevado consumo de energías fósiles en los transportes es una tara importante para el balance energético de los Estados miembros de la Unión Europea y una hipoteca para su independencia. No debemos esperar más tiempo: de acuerdo con los pronósticos de las Naciones Unidas, en 2050, la contaminación será la principal causa de mortalidad en Europa.
No se puede entender, que ciertos pequeños grupos de presión o políticos de ciertos partidos intenten por todos los medios que el tranvía hasta la Gallega no se construya. Por lo visto no importa la calidad del aire, no importa la dependencia de los combustibles fósiles, no importa que Tenerife se gaste algo mas de mil millones que graciosamente les entregamos a los países productores de petroleo, no importa que cada año seamos mas pobres. Por lo visto no importa nada mas que los intereses oscuros de estos grupos y que en ningún caso nos benefician ni siguen las recomendaciones dadas por los diversos estudios sobre movilidad sostenible
Además en esas mismas conclusiones del Parlamento Europeo recomienda:
Para alcanzar estos objetivos, deberá darse prioridad, en los planes de movilidad eléctrica, a modos de transporte limpios como los tranvías, los teleféricos, las bicicletas y el uso compartido de vehículos. Es importante que los Estados miembros realicen esfuerzos más decididos para impulsar el traslado modal de la carretera al transporte fluvial y ferroviario.
El tranvía hasta la Gallega no es un capricho del Presidente del Cabildo de turno. Aquí no hay caprichos, aquí hay una necesidad perentoria de mejorar la movilidad urbana pero que sea sostenible, las guaguas no cumplen esa función por su carácter contaminante pero además por su imposibilidad de acercar a los ciudadanos al centro de la capital: tampoco las guaguas eliminan los traslados en coche, hacen recorridos largos y pesados, con lo que los ciudadanos acaban por usar su vehículo contaminando aun mas el aire que respiramos.
Pero si todas estas razones aun fueran insuficientes para los grupos políticos que se oponen a la implantación del tranvía hasta la Gallega, existen aún razones tan poderosas como las que el Parlamento Europeo indica y es el aumento de pobreza y desempleo en los barrios de la Gallega y el Sobradillo.
La pobreza en Canarias ha crecido un 7% desde el año 2009 situándose en el año 2015 en el 38%, una cifra que aterra porque vemos que no decrece, ni siquiera se mantiene, crece y crece estando a la cabeza en España conjuntamente con Andalucía. Destacándose en Santa Cruz de Tenerife, el distrito suroeste y dentro de este los barrios de la Gallega y el Sobradillo como las zonas mas afectadas.
Esta situación de pobreza extrema con personas no en riesgo sino ya inmersas en exclusión social nos ha llevado a El Barrio Verde a presentar un plan de desarrollo de una Economía Social y Justa para recuperar la mayor cantidad de personas posibles e integrarlas en el sistema. Y para poder desarrollar este plan nos hace falta un transporte sostenible y ecológico, ya que no solo se trata de su uso por la población de estos barrios, sino además traer ciudadanos de otras zonas para dinamizar estos barrios y en ningún caso nos valen las guaguas por lo anteriormente mencionado en relación a los motores diesel y además por sus recorridos que imposibilitan que esos ciudadanos nos visiten.
En estos barrios hay niños que no comen alimentos frescos desde hace mas de un año; en estos barrios muchos niños van al colegio sin desayunar; en estos barrios muchos niños no tienen alimentos básicos como la leche para merendar o cenar, en estos barrios muchos niños solo pueden comer garbanzos, lentejas o pasta. ¿Estamos o no ante una urgencia social?
Con estos datos básicos no cabe mas que un SI o SI a la implantación del tranvía. Una decisión en contra de los grupos políticos es oponerse al futuro de estos barrios, es oponerse a los vecinos, es oponerse a desterrar la pobreza, es oponerse a una vida saludable de los ciudadanos. Es su responsabilidad y como tal se la demandaremos.
Un arquitecto, en teoría ecologista nos escribía como colofón al disparate: Creo que facilitar el acceso al centro no activará economías locales sino que incentivará que los ciudadanos de los barrios vayan al centro a comprar. Por lo visto, los vecinos de la Gallega y el Sobradillo deben ser considerados rehenes, ni importa el desarrollo social ni la salud del aire que respiramos ni siquiera la sostenibilidad. Por lo visto nada importa
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