Pero, debido a la gran cantidad de asistentes y de productos que se consumen, se piensa que es una fiesta altamente contaminante para el medio ambiente. Sin embargo, pensando en estas circunstancias, Múnich, la ciudad sede, ha convertido al Oktoberfest en un evento ecológico. Hasta ahora, la fiesta se ha hecho acreedora de la calificación de “gran acontecimiento verde” y en 1997 ganó el mayor galardón que se le puede otorgar a un evento en el terreno ambiental.
Estas son algunas características que hacen a este festival ecológico:
Toda la comida tiene etiqueta “bio”: las salchichas, pollos, almendras y frutas tienen calidad “bio”, los productos que se venden y consumen son orgánicamente certificados. Así, la cerveza está elaborada sin cebada modificada genéticamente.
Reducción de desechos: No se venden cervezas en latas, sino en jarras que se enjuagan y son reutilizadas por los visitantes. Este es un cambio que se da a partir de 1991, donde el Ayuntamiento prohibió las vajillas desechables y fueron sustituidas por porcelana.
Uso de energía renovable: Desde el 2000, el Oktoberfest utiliza energía verde en todas sus áreas públicas, desde las calles hasta los sanitarios públicos.
Tal es la importancia del evento, que desde hace unos años el Oktoberfest se replica en otras ciudades del mundo, como Brasil, Argentina, Chile o Venezuela. Quizá poco a poco estas características ecológicas también puedan servir de modelo para estos países.