Cada uno de nosotros tiene una huella ecológica particular que depende de varios aspectos como: la energía y recursos que consumimos, los desechos y emisiones que generamos, así como de otros menos visibles como los recursos y energía requeridos para producir y transportar los productos que consumimos. Tomar conciencia del impacto de nuestros hábitos de vida y consumo es el primer paso para tomar decisiones más sustentables. En otra entrada ahondaré más en el tema de la huella ecológica, y el día de hoy les compartiré algunas ideas sobre cómo reducirla durante las fiestas de fin de año.
En esta época, probablemente la de mayor consumismo de todo el año, es importante no perder de vista nuestra responsabilidad y no dejarnos llevar por el ambiente de consumismo desenfrenado que reina. Algunas acciones simples que podemos empezar a implementar son:
Evitar ir a centros comerciales sin una lista específica de lo que buscamos, y resistirse a las compras por impulso. Una opción aún mejor es evitar centros comerciales y tiendas departamentales, las cuales están diseñadas para llevarnos a comprar más.
No mantener luces decorativas encendidas toda la noche, ni todas las noches de la temporada. Si piensan comprar series navideñas, vale la pena invertir en luces LED. Aunque por supuesto que podríamos simplemente ahorrarnos las luces.
En los eventos evitar el uso de desechables (platos, vasos, cubiertos), sobre todo si son de plástico. Estos productos nos ahorran unos minutos de trabajo pero a cambio permanecen durante siglos en basureros y rellenos sanitarios – o peor aún, en los campos, ríos, lagos y mares.
Planear con cuidado los festejos para evitar el desperdicio de alimentos,
Minimizar las envolturas de regalos, y optar por materiales reusables, o al menos compostables o reciclables.
Cuando recibimos un regalo, de ser posible hay que guardar el material de envoltura (bolsas, cajas, moños) para reutilizarlo más adelante,
No usar cohetes y luces de bengala.
Escoger productos con la menor cantidad de material empaque posible, y de preferencia que éste sea reusable, compostable o al menos reciclable.
Y sobre todo pensar dos veces si realmente necesitamos algo antes de comprar. Si es un regalo, ¿realmente será apreciado y aprovechado o lo estamos dando solo por cumplir? ¿Es necesario dar un regalo material?
Es muy probable que ya tengamos listos casi todos los regalos, pero sino, en vez de comprar sin pensar para cumplir un compromiso, ¿por qué no escoger los regalos de forma más pensada? Por ejemplo:
Experiencias en lugar de objetos, como unos boletos para un concierto o un museo, o un vale para una clase o curso de algo que sea de interés para la persona a la que queremos regalar.
Algo hecho por nosotros, como por ejemplo una canasta de galletas elaboradas en casa, una bufanda, un cuadro.
Si optamos por comprar un regalo demos prioridad a productos sustentable, elaborados localmente. En México existen muchísimos artesanos que elaboran productos hermosos y sustentables, al comprar sus productos también apoyamos la economía local y a los pequeños empresarios.
Por último, los invito a reflexionar sobre el verdadero sentido de los festejos de fin de año. Independientemente de si seguimos o no alguna religión, en la raíz de todas las celebraciones radica la esperanza y la renovación. Estas fechas deberían girar alrededor de la unión con seres queridos; la convivencia y el generar tradiciones familiares son mucho más valioso que los regalos que en su mayoría serán olvidados con el tiempo. Pero los recuerdos de las experiencias perduran.
¿Qué otras ideas tienen para vivir las fiestas de forma más sustentable? Nos las pueden compartir en los comentarios.