En el proyecto Biorrefinería para la producción de biogás, biodiesel e hidrógeno a partir de microalgas y aguas residuales domésticas, participan investigadores del Instituto de Ecología (Inecol) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
También colabora la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la Universidad de Almería, en España, y la Universidad de Florencia, en Italia.
La biorrefinería se encuentra en un invernadero de 400 metros cuadrados dividida en tres módulos, explicó la responsable técnica del proyecto, Eugenia Olguín Palacios, en entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El primer apartado incorpora una laguna de fitotratamiento de 13 mil litros de capacidad para generar agua fitotratada, la cual permite el cultivo de microalgas capaces de acumular lípidos en sus células y así obtener biodiesel de calidad.
La científica destacó la eficiencia de la lechuga de agua para remover los contaminantes del río Sordo, en Veracruz, pues actúa como filtro natural; además, al ser cosechada de manera continua en una segunda etapa obtiene biomasa que produce biogás e hidrógeno.
Olguín Palacios indicó que en el tercer módulo cultivan microalgas con el líquido fitofiltrado, así como los nutrientes contenidos en efluentes anaerobios de excretas animales, al tiempo que se realiza el tratamiento de aguas residuales agroindustriales.
Esta biorrefinería produce biogás, biodiesel e hidrógeno a partir de microalgas y aguas…
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Los resultados que hemos obtenido en la laguna de fitofiltración son impresionantes, porque en siete días el agua que entra muy turbia con mucho color y materiales sólidos sale prácticamente sin nitrógeno, fósforo ni color, resaltó la investigadora.
Esa es el agua que utilizamos para estresar las microalgas con el propósito de acumular lípidos; hasta ahora se ha logrado una acumulación de hasta 38.5 por ciento de lípidos, que es una cantidad muy importante, agregó.
Los biocombustibles derivados de microalgas generados en la biorrefinería de cuarta generación, única a nivel nacional e internacional, tienen ventajas como el aumento del rendimiento de aceite de 100 a 200 veces al emanado del de soya.
Asimismo, dicha fuente de biocombustible se puede utilizar para producir biodiesel, bioetanol, biometano y biohidrógeno, a su vez, genera metabolitos secundarios con aplicación en farmacéutica, acuicultura, complementos nutricionales o cosmetología.
Además, su cultivo en aguas residuales es eficaz para la separación de nutrientes, materia orgánica, metales pesados y de xenobióticos.
A diferencia de las biorrefinerías que obtienen etanol a partir de caña de azúcar, la de Xalapa no utiliza agua para riego agrícola como fuente de nutrientes, la cual también aprovecha la biomasa vegetal para producir biogás e hidrógeno.
El proyecto, por el que los científicos alcanzaron dos premios en el congreso Biorefinery Research, del Instituto Mexicano del Petróleo, la Universidad de Oxford y la Universidad de Surrey, está en fase de pruebas piloto y se realiza con recursos de la convocatoria Sener-Conacyt Sustentabilidad Energética.
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