Los comerciantes locales, están encantados por la idea, ya que en Holanda por norma deben pagar estos la retirada de los residuos generados por su actividad económica, por lo que esta fruta en mal estado supone un coste negativo doble para el comerciante, de esta forma la empresa que fabrica el cuero compararía la fruta a los comerciantes, aminorando sus perdidas.
El proceso se mantiene en proceso, pero básicamente cuenta de tres partes la primera en la cual se somete a calor para volver inerte el material, luego se procesa para obtener una pasta, que es moldeada y secada con un proceso especial.
Combinando distintas frutas se obtiene cueros de diferentes colores y grados de dureza y resistencia, el material ya intereso incluso a fabricantes de automóviles, que lo ven cómo un producto interesante para la tapicería automotriz.
La fruta que mejor resultado da es el mango, gracias a sus fibras, además se han elaborado lamparas, carteras, asientos y otras prendas con este cuero ecológico.
Actualmente ya han conformado una empresa y cuentan con inversores para desarrollar el producto y que pronto este disponible en los mercados para sus distintos usos.