Se trataba de juguetes que representaran a personas con algún tipo de discapacidad. Porque había un colectivo muy grande de niños que no podía verse reflejado en sus juguetes. Esta es la historia de Toy like me.
Toy Like Me (Un juguete como yo) comenzó como una petición en la plataforma Change.org. En ella se pedía a Playmobil que cambiara la manera en la que los niños veían la discapacidad incluyendo juguetes de este tipo en sus colecciones. De este modo, los más de 150 millones de niños con discapacidad que hay en todo el mundo se verían representados en los juguetes, además de que todos los niños tendrían la oportunidad de jugar con ellos y lo verían desde pequeños como algo que existe y que es totalmente normal.
La petición logró rápidamente más de 50.000 firmas, con lo que logró ser escuchada por la sociedad, y también por los fabricantes de juguetes.
La petición de “Toy like me” fue escuchada por la sociedad y los fabricantes de juguetes
Makies fue la primera empresa local que aceptó la propuesta, y comercializó una gama de muñecas en la que había una niña invidente, con gafas y bastón; una con un audífono que dice te quiero en lengua de signos; una con manchas de nacimiento en la cara, y otra que lleva un implante auditivo.
Pero el gran paso se produjo en mayo, cuando la multinacional Playmobil contestó a la propuesta comprometiéndose a lanzar un set de Playmobils de cliks con discapacidad, además de incluirlos más en sus futuras gamas.
Una exitosa llamada a toda la industria de juguetes cuyo propósito es llegar más adelante a la industria de los videojuegos o los dibujos animados bajo el nombre de #GameLikeMe.
Porque más allá de que empiece a haber muñecos que reflejen la discapacidad, la idea es que poco a poco estas personas estén representadas en todos los ámbitos, como miembros de la comunidad que son. Y el cine, la publicidad, los medios de comunicación, o los juegos son campos en los que aún queda mucho camino a recorrer.
Si esta campaña se expande, los beneficios pueden tener un gran impacto social. Porque por un lado, los niños con alguna discapacidad podrán jugar con muñecos con los que se vean representados, y por otro, porque todos los niños podrán tener estos juguetes para, desde bien pequeños, saber qué tipo de discapacidades existen e interactuar con las personas que las tengan con normalidad.
Adiós a la visión irreal que durante tantos años han transmitido las Barbies y demás muñecas-modelo. Han llegado, por fin, los juguetes reales.
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