Éstos son tan sólo algunos de los sentimientos que me han provocado las palabras de la Presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol.
Les pongo en situación, la susodicha en cuestión, y teniendo en cuenta su condición de mujer, se ha atrevido a decir públicamente que no contrataría a una mujer en edad de ser madre. Y para que no quede ninguna duda, les pongo textualmente sus palabras: "Estamos generando tal cantidad de regulación que yo preferiría contratar a una mujer de menos de 25 años o de más de 45". Justificando sus palabras alegando que las mujeres comprendidas entre dichas edades son las que están en edad de quedarse embarazadas y que, claro, si las contratas y se quedan embarazadas “Nos encontramos con un problema”.
Me indigna escuchar argumentos de tal calibre y más teniendo en cuenta que hay muchas empresas que basan algunos puntos de su política de contratación en este asunto. Pero lo que más me duele es que estas palabras salgan de la boca de una mujer.
Cuando nosotras, las mujeres con ganas de trabajar y que luchamos por la igualdad de condiciones en el ámbito laboral estamos buscando que las empresas fomenten la conciliación laboral nos encontramos ante tales declaraciones, ¿Qué debemos hacer, mirar hacia otro lado? Yo desde luego no lo haré y desde aquí le digo a la Señora Mónica Oriol que yo tengo 32 años, que estoy en edad de ser madre y que tengo el mismo derecho a trabajar que cualquier otra mujer u hombre.
Con palabras como éstas sólo se consigue aumentar la discriminación laboral y fomentar este tipo de pensamientos machistas. Y voy más allá, descartar a mujeres comprendidas entre los 25 y los 45 años de un proceso de selección puede llevar a las empresas a contratar a otras personas que, quizá, estén menos cualificadas que ellas, lo que a la larga supondrá un mayor desgaste moral y económico para la empresa.
Que reflexione la sociedad, que si a las mujeres con deseos de convertirnos en madre se nos cierran las puertas laborales, quizá llegue un día en que nosotras elijamos trabajar y no tener hijos, esos hijos que serían el futuro de este país, futuros políticos, futuros empresarios y futuros directivos. ¿Qué pasaría entonces?
Pero es que la Presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol, no se ha quedado ahí y ha añadido que si una mujer aspira a ser directiva tendrá que asumir ciertos sacrificios y que si lo que quiere es ser madre y llegar lejos en sus logros laborales "Que se case con un funcionario o con un hombre que le gusten los niños".
Primero, un hijo es tanto de la madre como del padre y ambos deben ocuparse, por igual, de su cuidado y educación.
Segundo, una mujer tiene el mismo derecho que un hombre a llegar a alcanzar un puesto de directiv@ o un alto cargo en una empresa. Que los empresarios se den cuenta, de una vez por todas, que lo que cuenta son las valías profesionales y no los órganos sexuales que haya debajo de la ropa.
Y tercero, un mensaje dirigido a las mujeres: Dejemos de tirarnos piedras a nuestro propio tejado.