Pues ya van más de 6 meses en esto de no comprar nada. Si has aterrizado ahora mismo por el blog y no sabes de qué hablo, me he impuesto no comprar nada durante un año, a excepción de comida, medicamentos y productos de higiene. Puedes averiguar más sobre esta ida de olla aquí mismo.
La verdad es que he llegado al ecuador de este reto mucho más rápido de lo que pensaba. Y también es cierto que no me ha ido tan mal. Para llevar la cuenta mejor, justo debajo tienes un cuadro con el número de cosas que llevo compradas en los últimos meses.
Como ves, 5 cosas en 5 meses. Casi todas necesidades impuestas de forma externa y que no he tenido mucho más remedio que aceptar.
De todas maneras, creo que ha ido bastante bien.
¿Y qué ha pasado en junio? Pues
Ha sido el segundo mes consecutivo comprando 0 cosas y el tercer mes que lo consigo.
¿Ha sido complicado? Realmente no, y este mes jugaba con la ventaja de que era mi cumpleaños y alguna cosilla que necesitaba me han regalado, por ejemplo, una botella de cristal para ir con mi agua a todas partes.
¿Cómo han sido estos 6 meses?
Seis meses parecen muchos, pero se han pasado volando. Aunque me han dado tiempo a aprender unas cuantas cosas, lo que no hubiese sido posible sin pasar por este reto. Te resumo algunas:
- Se vive mejor con menos. Cada vez me molesta más el exceso de cosas que tenemos (tengo) y me planteo seriamente comenzar a llevar una vida más minimalista en un futuro no muy lejano.
- La gente no lo entiende. He recibido muchos comentarios positivos, en general de apoyo e incluso de admiración (créeme, no hay nada que admirar, es solo cuestión de hacer). Pero a pesar de ello, me he dado cuenta que la gente no acaba de entender que estoy haciendo o por qué, y siempre hay alguien que dice: "Pero eso te lo podrás comprar, ¿no?" "Bueno, por una cosa no pasa nada..." Es como si trataran de incitarme a comprar, pero con la mejor de las intenciones, como si yo lo estuviese pasando mal con esto. Nada más lejos de la realidad, me esta gustando muchísimo la experiencia y si volviese atrás la volvería a repetir.
- Es muy fácil decir que no. Parece que lo fácil es caer en la tentación de comprar, pero es muy sencillo decir que no a las cosas desde el primer momento. Cuando piensas en todo lo que te ahorras a ti mismo y le estás ahorrando al planeta, es tremendamente fácil rechazar cosas y te sientes muy bien con ello.
- Lo material pierde importancia para dársela a los momentos. Aunque suene bastante a filosofía de Facebook de lunes por la mañana, lo cierto es que los momentos se vuelven más importantes cuando no intentas suplirlos con productos. Dicen que existe una cosa a la que llaman felicidad y que la gente intenta comprar con su sueldo. Al final de la vida terminas igual de jodido que siempre, pero con un montón de cosas que no te sirven de nada, y es ahí probablemente cuando te das cuenta de que has comprado mucho pero no has hecho gran cosa. Con esto quiero decir que hacer cosas es mucho mejor que cualquier mierda que te puedas comprar, y con esto me doy cuenta de que prefiero vivir experiencias que tener y tener.
Ha aprendido alguna cosa más, desde luego, pero me las guardo de momento para mantener el misterio.
Spoilers del próximo post
Como ya estamos a día 20, te adelanto que julio tiene pinta que termina muy parecido a junio, por lo que ya se está gestando mi viaje-recompensa de agosto. Te lo cuento el próximo episodio... digo, post.
Si no te lo quieres perder, te recomiendo que te suscribas a la newsletter, porque además te regalo un ebook por la cara.
envíame la guía
También te puede interesar:
- Comer de forma sana y sostenible ahora es más fácil que nunca
- ¿Sin plan para las vacaciones? Voluntariado ambiental, la mejor experiencia que puedas tener.
- Por qué menos es más si quieres ayudar al planeta y a ti mismo.
- 6 cosas en las que deberías pensar para viajar más sostenible.