Salvando así al animal de una muerte segura y proporcionándole al recluso una futura carrera como entrenador de perros o simplemente tiempo de calidad con animales y gratificación y suba de la autoestima lo cual es muy importante para una persona en su situación.
Los animales que participan en el proyecto pasan 12 semanas viviendo en la cárcel del condado de Gwinnett con los presos, que también son responsables de todo el cuidado básico de los animales domésticos – como la higiene y la nutrición.
Al final del proceso, los animales, que fueron entrenados por los presos son colocados en adopción para reinsertarse en la sociedad. Además de los presos, ganan puntos para su condicional e incluso algunos al salir han sido contratados en veterinarias u otros centros de mascotas.
Es un hermoso ejemplo de como recuperar a la vez a dos grupos discriminados y considerados “casos perdidos” por gran parte de la sociedad: los animales violentos y los presos.
Este tipo de cosas debería practicarse más a menudo y en más sitios.