Woolf tiene razón, han estado ahí. Y hasta épocas recientes, a las mujeres no se les permitía en general firmar trabajos artísticos ni cobrar por ellos, y siempre han trabajado en la sombra para que otros se llevaran el reconocimiento. Otras firmaban con seudónimos masculinos o con iniciales para que no rechazaran sus trabajos sólo por ser mujeres. Estamos aquí, pero se nos invisibiliza sistemáticamente: la realidad patriarcal no es real.
He buscado algunos datos interesantes en la red, una pequeña muestra oculta que no sólo no se estudia en ninguna clase, sino que además no se aprende a no ser que investigues el papel de las mujeres en la historia.
A todo esto le tenemos que sumar, todas las infinitas dificultades que tenían y seguimos teniendo, para acceder a la educación. En algunos casos, incluso tenían prohibido acceder a algunas disciplinas, y la mayoría sólo podían aspirar a dedicarse al ámbito doméstico.
La primera computadora que se construyó en 1946 se llamaba ENIAC y fue programada por un grupo de 6 mujeres matemáticas, que además crearon el software, pero todo eso ha quedado en la oscuridad.
Mientras todo el mundo sabe quién es Mozart y su música, prácticamente nadie sabe que tenía una hermana llamada Nannerl y que destacó igual que él como niña prodigio, pero mientras a él le prepararon para el triunfo, a ella le pusieron todo tipo de frenos y terminó en un psiquiátrico.
Y sólo por poner un ejemplo más, la Generación del 27, no estaba formada sólo por hombres. Las Simsombrero convivieron y crearon con ellos en igualdad, pero nunca obtuvieron el mismo reconocimiento.
Ya es hora.
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