El trabajo invisible está formado por todas esas tareas que no son remuneradas, ni son reconocidas, porque son cosas que se dan por supuestas. Son cosas que hay que hacer: cosas necesarias para vivir.
De esta reflexión podemos deducir, que si todas estas tareas son obligatorias y de hacer, y tan vitales, entonces podemos resolver que el trabajo invisible es el trabajo más importante de todos.
Si esto es así, ¿por qué no está valorado?
Algunos ejemplos de trabajos invisibles:
El cuidado de otras personas en el ámbito privado: niños, enfermos, dependientes y mayores.
Mantenimiento del hogar: servicios de reparaciones de todo tipo, indispensables para el buen funcionamiento de la casa. Desde desatascar una tubería, hasta pintar las paredes o montar un mueble.
Tareas en negocios familiares: en los negocios familiares el tiempo se para, y jamás se tienen en cuenta las horas de nuestro tiempo que invertimos en él.
Tareas domésticas: limpiar, comprar, cocinar, lavar, planchar… la lista es interminable.
La mayoría de estos trabajos no dejan huella, y sólo se valoran realmente, cuando se dejan de hacer.
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