En el documento, Greenpeace alega que la producción de ropa se ha duplicado este siglo . De media, una persona compra un 60% más de ropa que hace quince años, y la conserva la mitad de tiempo.
Entre los grandes problemas que ocasiona la explotación de la industria textil se encuentra la contaminación que originan las fábricas al verter residuos sobre ríos y océanos. También destacan los grandes niveles de energía que utilizan y los pesticidas arrojados para cultivar algodón.
El gran problema es que, además, al contrario de lo que se pueda pensar, reciclar tampoco sirve de nada:
A partir de ahora, se debe entender que el reciclaje no es una solución. Los mercados están sobrecargados de ropa que no se utiliza. Los retos tecnológicos que implican el reciclado total de la ropa en nuevas fibras están aún muy lejos de ser comercialmente viables.
El informe destaca que hasta el 95% de los millones de toneladas que se tiran cada año podrían ser utilizadas de nuevo, pero los obstáculos técnicos se interponen en su camino. Al reciclar fibras como el algodón y la lana, que implica cortar sus fibras, se degrada la calidad del material, por lo que solo se puede reutilizar un porcentaje muy pequeño de la ropa.
A partir de ahora, se debe entender que el reciclaje no es una solución, #consumeMENOS
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Aunque algunas startups están llevando a cabo iniciativas para hacer que el mercado sea más sostenible, no hay ninguna solución a corto plazo que pueda ser rentable.
Las marcas de ropa necesitan repensar con urgencia su modelo de negocio de ‘usar y tirar’ y producir ropa que sea duradera, reparable y apta para su reutilización”.
El mercado de segunda mano tampoco ayuda demasiado. Nuestra investigación indica que los sistemas de venta de ropa de segunda mano están al borde del colapso, explica Kirsten Brodde, jefa de Toxics Campaigner, de Greenpeace.
Y ni siquiera los donativos son útiles. La mayoría de ropa que se dona a países necesitados se empaqueta y acaba siendo revendida en África, creando así un exceso de prendas baratas que perjudican a los comercios textiles locales y a las industrias de ropa de estos estados.
Para acabar con este problema, Brodde cree que se ha de atacar de raíz:
Las marcas de ropa necesitan repensar con urgencia su modelo de negocio de ‘usar y tirar’ y producir ropa que sea duradera, reparable y apta para su reutilización.
Como consumidores tenemos el poder. Antes de comprar nuestra próxima prenda de ropa barata, podemos preguntarnos ‘¿realmente lo necesito?’.
Así , la ONG aboga por celebrar el Buy Nothing Day (Día de no comprar nada) para contrarrestar el consumismo excesivo de fenómenos como el Black Friday.
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