Este aceite es muy rico en ácido oleico y más bien pobre en ácidos grasos saturados, por lo que las características físicas finales del jabón son mejorables por muchos otros aceites vegetales más idóneos y económicos (como el aceite de oliva). Por ello es mejor utilizarlo como aceite de sobreengrasado, en la traza, para enriquecer el jabón con sus cualidades.
Propiedades físicas al saponificar:
Dureza: 46.
Burbujas: 41.
Persistencia: 37.
Limpieza: 48.
Acondicionado: 44.
Yodo: 85.
INS: 110.
Propiedades cosméticas:
Tiene un alto poder de penetración en la piel, que lo hacen un buen vehículo para los aceites esenciales y un efectivo aceite de masajes, sobre todo para tratamientos locales. Además tiene un olor muy agradable y es reconfortante su uso en aromaterapia.
Es ideal para pieles secas, ya que aporta nutrición, hidratación y deja la piel suave y flexible. También para pieles sensibles, puesto que las calma y alivia las irritaciones.
Como su absorción es rápida y no deja film grasiento también la pueden usar los cutis mixtos.
Es un agente anti-infeccioso y por lo tanto muy apropiado para pieles con problemas como herpes, hongos, etc. También protege la piel de agentes externos.
Tiene la capacidad de fortalecer el cabello seco y por eso es muy frecuente encontrarlo en cosméticos capilares, sobre todo en sérums, acondicionadores o mascarillas.
En Japón, el tratamiento con aceite de camelia es un ritual de belleza desde antaño y las mujeres asiáticas se tratan el cabello con este aceite para dotarlo de un intenso brillo y suavidad.