¡Qué nombre tan bonito! ¿verdad? La primera vez que lo escuché, me pareció mágico, con mucho encanto. Pero cuando verdaderamente supe que estaba ante una marca de cosmética natural excepcional, de la buena, de la de verdad, fue cuando probé su crema facial antienvejecimiento. No exagero si os digo que me tiene totalmente cautivada. Me maravilla su olor, su textura, pero sobre todo la suavidad y sensación de frescor e hidratación que me deja en la cara. Pero de eso os hablaremos en otro post más adelante y más detalladamente.
Esencias de Luna es una empresa española de muy reciente creación, concebida por dos artesanos inquietos: Javier Sánchez y Ainhoa Mendizábal, que llevan bastante tiempo (desde 1999) viviendo en el Valle de Luna (León), en plena cordillera cantábrica. Un paraje privilegiado (Reserva de la Biosfera), recorrido por un manantial de aguas termales (declaradas minero-medicinales en 1917), que la pareja aprovecha para formular sus productos, aportándoles de esta forma todos los minerales y oligoelementos que dicha agua contiene. Si a esto se le añade el reconocido efecto terapéutico de algunas plantas del entorno que forman parte de sus INCIs (como malvas, caléndulas, tréboles de prado, etc), se adereza con un aceite de oliva virgen extra de primerísima calidad y se condimenta con mucho, muchísimo mimo y cariño, se consigue una excelente sinergia y una cosmética termal elaborada de forma artesanal y tradicional, que a mi particularmente me encanta: fresca, efectiva, con pocos ingredientes, pero los justos y necesarios para conseguir la máxima seguridad y cuidado de nuestra piel. Y encima elaborada en nuestro país. No se puede pedir más…
Para que os hagáis una idea de la pureza de sus ingredientes, su crema antiedad tiene un 90 por ciento de componentes bio (certificado Bio Inspecta) y todos los jabones son ecológicos al cien por cien. Además, como buen defensora que soy de los animales y del medio ambiente, me ha encantado conocer que, pese a carecer de certificado alguno (es una empresa bastante nueva y como nos explican en su blog, todavía no se pueden permitir una nueva certificación), todos sus productos son aptos para veganos, algo que persiguen únicamente por propia convicción.
Y ahora, después de esta pequeña presentación, os transcribo la entrevista que nos han concedido, para conocer un poquito mejor su andadura por el mundo econatural.
En un momento determinado decidís vivir en el valle de Luna, un lugar maravilloso repleto de recursos. La idea de crear Esencias de Luna se gestó tiempo después de estar viviendo allí. ¿Con qué propósito os mudáis al Valle?
Los dos vivíamos en Cataluña y a los dos nos gustaba mucho la montaña. Cada fin de semana salíamos a escalar. Yo trabajaba en Publicidad en Barcelona y Javi en el Penedés.
La familia de Javi es del valle de Luna y, unas vacaciones que me llevó a Caldas, se produjo el flechazo. Nos planteamos que podríamos vivir en este pueblo porque, en el caso de no encontrar un modo autónomo de ganarnos la vida, estábamos a menos de una hora de dos capitales: León y Oviedo. Incluso a poco más están Gijón y Avilés. Si has vivido en una gran ciudad, una hora de desplazamiento no te asusta. ¡Y rodeados de montañas!
Pero eso fue hace 17 años (1999). En principio, montamos una empresa de turismo activo. Ofrecíamos paquetes turísticos de actividades, combinadas con alojamientos de la zona, y con baño termal en el Balneario. Durante unos años funcionó muy bien.
Caldas de Luna
Sois los dos expertos en cosmetología y dermofarmacia, ¿Cuando empezáis vuestra formación? Contadnos un poco como os sumergisteis en el campo de la cosmética natural.
En un principio y después de realizar un curso de agricultura ecológica donde nos habían enseñado a hacer jabones, y ante la inminente llegada de nuestra hija, me puse a experimentar para hacerlos yo misma. Cuando comencé a dominar la técnica de la saponificación en frío, me empecé a interesar por las variedades de plantas que podrían proporcionar beneficios interesantes para las distintas afecciones de la piel.
Fue hace tres años, cuando decidimos dedicarnos a este proyecto, y nos matriculamos en cosmetología y Dermofarmacia en la UNED, para aprender más sobre este tema. También buscamos muchas fuentes que nos proporcionaron información sobre formulación con ingredientes naturales.
He leído que comenzasteis vuestra andadura haciendo jabones para la gente del lugar ¿Por qué y cuándo decidís dar el salto, ampliar vuestra oferta de cosméticos y hacerlos accesibles a todo el mundo?
Empecé a hacer jabones que regalaba a nuestros clientes, para que tuvieran nuestros datos de contacto: seguro que se acordarían mejor si les daba un jabón, que con una tarjeta de visita. Además nosotros los usábamos y nos funcionaban; muchos clientes nos comentaban que les habían sido muy útiles para sus problemas de piel y esto nos animaba a probar nuevas formulaciones estudiando las plantas que teníamos a nuestro alcance.
Con la crisis, el turismo de interior comenzó a decaer y nos planteamos vivir de la cosmética. Elaboramos un plan de empresa, que incluía una formación más amplia, y conseguimos la financiación para estudiar cosmetología en la UNED y poner en marcha el negocio.
Para las instalaciones aprovechamos una antigua nave que estaba en el pueblo y nos pusimos a rehabilitarla.
¿De quién fue la idea de utilizar el agua termal como base para vuestros productos?
¿Cómo se os ocurrió?
En Caldas, pese a que hay un agua excelente de manantial en los grifos de las casas, toda la población la toma de la Fuencaliente, la fuente pública de agua termal.
Las aguas termales han sido tradicionalmente utilizadas como base de las mejores firmas cosméticas (si pensamos en cosmética convencional nos vienen a la cabeza muchas marcas como Vichy, Biotherm, Avène…) Nosotros lo tenemos en casa y teníamos constancia de su eficacia, porque en nuestra familia hay una persona con psoriasis.
Cada agua termal es única porque, en su ascenso desde capas más profundas de la tierra, arrastra minerales que no están en las capas más superficiales. Este año se cumplirá el centenario de la declaración de las aguas de Caldas de Luna como minero-medicinales: ¡cien años de tratamientos en el Balneario avalan la calidad de nuestras aguas!
Lo más importante de un agua termal es que aporta minerales y oligoelementos que ayudan a la regeneración celular de la piel: silicio, hierro, manganeso, calcio...
¿Producís en pequeños lotes por el método tradicional en frío, en puchero. Tenéis pensado seguir manteniendo dicho método de fabricación y comercialización a largo plazo?
Somos un taller artesano, y nos gusta cuidar todo el proceso de elaboración y comercialización: desde la fuente y la planta, hasta el cliente final.
Los jabones fueron nuestro primer producto pero, sorprendentemente, todo lo que sacábamos al mercado, funcionaba mejor entre las personas que llevaban mucho tiempo buscando soluciones a sus problemas cotidianos en la piel.
Disfrutamos de cada lote que elaboramos. Por eso no se nos pasa por la cabeza que sean otros quienes preparen nuestras fórmulas. El secreto está en el lugar, en la pureza de la materia prima y, esto ya es una creencia personal, en el cariño que se le pone.
Este verano, a raíz de un reportaje en la televisión, las ventas empezaron a aumentar. En ese momento, la empresa Naturkiva, que está también en León, nos ofreció la posibilidad de gestionar la labor comercial y logística. Vimos que era una oportunidad para garantizar un mejor servicio y realmente ha funcionado.
¿Cuantas personas forman la plantilla de la empresa? ¿Explicadnos con qué instalaciones contáis para sacar al mercado las Esencias?
Somos una empresa familiar. Además de Javi y yo, contamos con un director técnico. Como ya he comentado, tenemos un terreno de unos 700 m2 donde recogemos malvas, caléndulas, trébol de prado, hiedra, lavanda y cola de caballo.
También tenemos una nave de unos 240 m2 con laboratorio, almacenes,... y con espacio para seguir creciendo a la medida de las exigencias del mercado; pero siempre en unas dimensiones que nos permitan mantener nuestros niveles de calidad.
En realidad, tenemos todo nuestro valle de Luna (reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO), en la Cordillera Cantábrica, donde recogemos la savia de abedul para nuestra crema.
Ya os he contado antes que, el tema de la atención al cliente, nos lo gestiona el equipo de Naturkiva en León; aunque seguimos manteniendo el contacto personal con la mayoría de ellos: nos gusta.
Vuestros INCIs están especialmente orientados a las pieles sensibles o con algún tipo de dermatitis. Explicadnos de qué manera pueden ayudar los ingredientes que utilizáis, a las personas con este tipo de problemas.
Los primeros usuarios de todas nuestras fórmulas están en nuestra propia familia, porque tenemos alguna piel especial. Por ello, hemos minimizado los riesgos de alergias, aportando sólo ingredientes simples de mucha calidad. De hecho, nuestros jabones son blancos y no tienen olor, porque no hemos querido añadir colorantes, ni tan siquiera esencias que pudieran generar cualquier tipo de reacción.
En el caso de las cremas, hemos querido compartir ingredientes que tenemos a nuestro alcance, y que también ayudan a cuidar pieles sensibles, como la savia de abedul o el trébol de prado, además de las vitaminas. Las malvas aportan la suavidad y combaten las rojeces. Para la parte grasa, hemos optado por el aceite de oliva. Debido a su contenido en escualeno (muy similar al que contienen las células de nuestra piel), está considerado el mejor regenerante y cicatrizante. En el mundo anglosajón, donde no abunda precisamente, se utilizaba tradicionalmente en jabones para hospitales y geriátricos.
Recientemente, una persona mayor conocida (con la edad las heridas tardan más en cicatrizar, porque las células se reproducen más lentamente) a la que le habían puesto puntos en una herida, nos comentó que le había cicatrizado muy rápido al utilizar nuestra crema. También os he contado el caso de nuestro familiar con psoriasis y hemos podido constatar su eficacia incluso en personas con cuperosis (gente que se la había tratado con láser), con eczemas, o con rosácea…, y por supuesto, en cantidad de niños con dermatitis de pañal.
Nos da mucho pudor comentar esta parte porque, al final, cada piel es única y no queremos parecer curanderos. Sólo invitamos a probarlo a aquellas personas que sufran estos problemas.
La marca está certificada por Bio Inspecta. Nos gustaría saber cómo ha sido el proceso y si os habéis encontrado con algún tipo de dificultad especial para obtener el sello.
Cuando comenzamos a plantearnos la empresa, empezamos a hablar con varias certificadoras y con gente del sector. La Asociación Vida Sana nos recomendó Bio Inspecta y estamos encantados. Se trata de una certificadora que se adapta mucho mejor a las necesidades de los pequeños productores. Son estrictos, pero muy cercanos.
En nuestro caso, el proceso es fácil porque tenemos pocos productos y con muy pocos ingredientes: la mayoría nuestros. Aceite de oliva, savia de abedul, malvas, hiedra, caléndulas, cola de caballo, rosa mosqueta, trébol de prado, lavanda y poco más…
Contadnos un poco vuestros proyectos a corto y a largo plazo.
¿Tenéis en mente ampliar el catálogo de productos?
En la actualidad, ofrecemos cinco variedades de jabón (ahora mismo se nos han agotado), crema facial, crema corporal, un tónico a base de agua termal y un labial. También tenemos el Masaje termal de Luna, a base de emulsión de árnica y romero. Precisamente, la efectividad del agua termal en este masaje, y el buen funcionamiento de nuestros productos en el Balneario, nos han impulsado a preparar una línea para cabinas de fisio y estética. De esta manera aportamos también los beneficios de sus minerales a dichas terapias. También estamos probando nuestro Hielo de Luna, un gel de frío para piernas cansadas, varices y problemas circulatorios que está gustando.
La diferencia entre un SPA (Salus Per Aqua) y un Balneario es que, en el Balneario la hidroterapia se realiza con un agua termal de propiedades reconocidas y contrastadas (100 años de experiencia avalan la calidad del agua de Luna). Con nuestra línea queremos aportar sus beneficios terapéuticos a los tratamientos.
Si tuvierais que recomendar uno solo de vuestros productos,
¿cuál de todos elegiríais? ¿Por qué?
Sin duda, la crema. Es una apuesta segura apta para todo tipo de pieles. Al estar preparada con aceite de oliva, nuestro tesoro mediterráneo, regula las secreciones sebáceas. Esto significa que, tras unos días de utilización, y acompañado de una dieta equilibrada, tu piel se equilibrará. Pese a que la ofrecemos como una crema antiedad (porque previene el envejecimiento), me consta que la utilizan adolescentes para regular su acné. Es importante incidir en lo de la alimentación porque, si te inflas a grasas, por algún lado tienen que salir.
El agua termal y la savia de abedul mejoran las pieles con eczemas, rosácea, dermatitis y cuperosis.
Y las vitaminas C y E, conjuntamente con las isoflavonas del trébol de prado, y los antioxidantes de la caléndula, previenen el envejecimiento cutáneo.
Los aceites esenciales añadidos le aportan un ligero aroma cítrico, y potencian los efectos de las plantas anteriores.
En realidad la facial y la corporal son la misma crema. La única diferencia es que la corporal está más diluida en agua termal.
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Más que interesante todo lo que nos han contado. No sé a vosotr@s... pero a mí me han entrado unas ganas tremendas de probar más cositas de Esencias de Luna.
Animaos, que además ahora por navidad tienen unos packs especiales que salen muy bien de precio para regalar (o autoregalarse) con distintas combinaciones de las Esencias lunares.
Por cierto, os dejo un enlace en su facebook donde se pueden ver varios vídeos curiosos, como por ejemplo el que explica el proceso de elaboración de sus jabones, y el fragmento del reportaje televisivo mencionado en la entrevista, que fue emitido por Rtve en el programa Comando actualidad y titulado Lo verde vende.