Dentro de esta corriente de cosmética bio o verde, es fácil perderse con tantas etiquetas. Desde Vivienda Saludable, te contamos cuáles son las principales diferencias que conviene conocer. Por ejemplo, para que un producto lleve la etiqueta “natural”, un porcentaje mínimo del 5% de todos sus ingredientes debe proceder de la agricultura ecológica (libre de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos), y un mínimo del 50% de los ingredientes de la fórmula tienen que ser de origen vegetal.
Por otro lado, para poder llevar la etiqueta “ecológico”, debe llevar activos vegetales de cultivo ecológico (un mínimo de un 10%), no haberse usado pesticidas ni abonos petroquímicos en su proceso de elaboración, ni colorantes, conservantes, perfumes sintéticos, siliconas ni sustancias animales y su proceso de transformación no debe contaminar el medioambiente.
Los productos de cosmética vegana son aquellos que no se testan en animales, ni contienen ingredientes procedentes de animales ni productos generados por ellos como leche, miel o lanolina. Tampoco permiten el uso de derivados animales que provengan de vertebrados, como el aceite de visón, grasas animales o colágeno.
Al igual que para nuestra alimentación buscamos cada vez más productos de origen ecológico (libres de pesticidas o químicos, etc), y en casa también queremos productos de limpieza menos dañinos, el cabello o la piel merecen ser tratados con productos que no les perjudiquen a largo plazo.
Ventajas de la cosmética ecológica:
Se adapta muy bien a cada tipo de piel por la mayor afinidad de sus componentes con la epidermis. Al usar productos naturales la piel los tolera mejor. Además, la cosmética ecológica no obstruye los poros y hace que la piel esté más permeable y activa.
Tiene un efecto más suave y menos agresivo que la cosmética convencional. Por ejemplo, frente a los aceites minerales- derivados del petróleo- los aceites vegetales aportan un plus hidratante.
No produce problemas secundarios. Al no contener ingredientes químicos, como aromas sintéticos, conservantes, parabenos, siliconas o perfumes artificiales, se logra evitar las alergias, el enrojecimiento o la irritación.
Sus efectos son duraderos. Cuando aplicas un producto lleno de principios activos, la piel reacciona más favorablemente. Esto pasa porque todos los principios realizan la función específica por la cual se han formulado. Así que, los resultados serán mucho más rápidos y eficaces.
Gran variedad. La oferta cada día es mayor e incluye todo tipo de productos para el cabello, rostro, piel, uñas, etc
Más respetuosos con el medio ambiente:
Su fabricación no provoca residuos químicos perjudiciales para el medioambiente, al no utilizar productos derivados del petróleo y apostar por materiales reciclados.
Libre de conservantes. Lo natural está libre de conservantes y aromas sintéticos. A su vez, no utiliza aditivos artificiales y es 100% libre de tóxicos.
Packaging sostenible. Las firmas de cosmética ecológica cada vez apuestan más por el uso de plástico reciclado y por ser 100% reciclable en sus envases.
Es importante recordar que la piel y el cabello absorben los ingredientes de los cosméticos que usamos a diario. Si estos contienen elementos dañinos (químicos en su mayoría), se acaba notando. Adoptar la cosmética ecológica es un paso más en favor, no solo de la estética, sino también del bienestar.