Estos subproductos son tan valiosos que el producto ya ha formado parte de una colección de Salvatore Ferragamo, la marca italiana de lujo.
Resto, residuo, sobras. Todas estas palabras se utilizan para definir el bagazo, pero ninguna de ellas cubre la utilidad que la italianas Adriana Santanocito y Enrica Arena encontraron en este material. Lo que es basura, para la mayoría de los mortales, se ha convertido en un valioso ingrediente de éxito, lo que dio origen a la marca Orange Fiber.
En ecocosas algo de aprovechar las cáscaras de naranja ya sabíamos y lo hablamos en 10 usos para la cáscara de Naranja.
La idea surgió de Adriana mientras estudiaba Diseño de Moda en Milán. Compartió el deseo con Enrica y, tras realizar estudios de viabilidad y patentarla, fundó la empresa en el año 2014. Al año siguiente, nació la primera planta piloto para la extracción de pulpa de cítricos.
La técnica consiste en la extracción de fibra de celulosa de la piel de naranja y otros residuos de la industria del zumo mediante reactivos químicos. Estas fibras se transforman en hilos que pueden ser utilizados para hacer un tejido versátil y biodegradable. Según los creadores, el resultado, en su forma más refinada, es comparable a la seda.
Según la empresa, cada año, sólo en Italia, 700 mil toneladas de residuos de cítricos son generados por la industria de los zumos de frutas, es decir, no faltará la materia prima. La empresa ha recibido patentes internacionales, por lo que puede ser llevada a otros países.
Sin embargo, en estos momentos, la empresa está comprometida con la mejora de los procesos ya probados y tiene planes para una nueva producción este año. El proyecto ha sido impulsado por inversores y ha sido reconocido con premios. En 2016, por ejemplo, recibió una beca de investigación de H&M de unos 150.000 euros, que la identifican como una de las opciones para la moda sostenible más prometedoras.