A pesar de que durante el último siglo se han conseguido muchos avances en los derechos de las mujeres, a día de hoy el machismo sigue siendo una actitud muy presente en la sociedad. No importa la clase o el ámbito social, todavía existen un conjunto de prácticas, conductas y creencias que discriminan y marginan a la mujer como elemento activo de la sociedad.
El machismo, tradicionalmente, ha estado asociado a la diferenciación de tareas entre hombres y mujeres. Estas prácticas discriminatorias son una forma de control social que han proporcionado un estatus social superior al hombre sobre la mujer. A pesar de que en el siglo XXI existe una conciencia plena sobre la autonomía e integridad de la mujer, las actitudes vejatorias hacia ésta aún constituye un reducto que alcanza su máxima expresión con la violencia machista.
Desigualdades en la vida laboral
Las actitudes comunes del machismo se pueden encontrar en cualquier espacio de la sociedad. La discriminación contra las mujeres aparece sin ningún tipo de tapujo tanto en la vida laboral, como en la vida religiosa o espiritual, en el más selecto mundo académico, o en las chabolas de los arrabales.Desde que en los años 60 surgiera el movimiento feminista, y con él una conciencia más igualitaria hacia la mujer, han sido muchos los logros y avances que se han producido en la sociedad. Sin embargo, incluso una década después de haber entrado en el Siglo XXI, todavía existen muchos aspectos en los que existe una notoria desigualdad:
Poder adquisitivo. En España, es un realidad palpable que las mujeres cobran un 20% menos que los hombres.
Puestos de responsabilidad. En los cargos directivos de administración de empresa se da un mayoría abrumadora en presencia masculina frente a la femenina.
Vida laboral y familiar. Las mujeres son quienes se encargan, después de la jornada, de los tareas domésticas, del cuidado de los hijos y de la administración del hogar.
En este sentido, un reciente informe de la Fundación Madrina, desvela que, en concreto, las mujeres embarazadas sufren mucho más los efectos de un mundo laboral cruelmente machista. Una mujer en estado de gestación no es rentable para una empresa, por lo que tiene grandes posibilidades de sufrir acoso laboral.
Esta situación se traduce en traumas psíquicos para la empleada: baja autoestima, abandono del empleo, baja por depresión, auto-culpa...
Todos somos responsables
La última fase del machismo se concreta en la violencia física y psíquica contra las mujeres. En lo que llevamos de año, 14 mujeres han muerto a manos de su pareja o ex-pareja, en algunos casos sin que anteriormente haya habido denuncia.Evitar que se produzcan más casos de violencia de género es una responsabilidad que recae en el conjunto de la sociedad. Así pues, el caso del profesor Neira, quien arriesgó su vida por defender una mujer maltratada, marcó un punto de inflexión en la toma de conciencia ante el machismo, y dio la voz de alarma sobre la actitud de 'mirar hacia otro lado' mientras se produce un abuso.
Por ello, es responsabilidad de las administraciones públicas, de los jueces y del entorno familiar. Los médicos de atención primaria desempeñan un papel muy importane en la detección de la violencia, por lo que la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria indica que unas 60.000, sufren maltrato pero no lo mencionan de manera expresa delante del médico.
Situación en América Latina
Si la situación en España podría calificarse como preocupante, el caso de la América de habla hispana es ciertamente alarmante. En primer lugar, hay que hacer referencia a las grandes desigualdades sociales, económicas y culturales en casi todos los países latinoamericanos. Generalmente, es sobre las mujeres en quien recae el peor reparto de la riqueza social. Este hecho limita el acceso de la mujer a una educación plena, imposibilitando que puede alcanzar su propia autonomía. De esta manera, muchas mujeres se encuentran obligadas a depender de un hombre que, en la mayoría de los casos, se muestra como un tirano falto de sentimientos hacia el sexo opuesto.Se estima que, aproximadamente, un 40% de las mujeres del continente sur americano sufren maltrato físico, violaciones, abusos y vejaciones. Muchas de ellas no denuncian esta situación bien por miedo, por desconocimiento o por amenazas de la pareja. Por otro lado, el sistema policial y judicial suele ser tan corrupto en algunos países que muchas de las denuncias nunca llegan a resolverse. Este problema se sintetiza en Ciudad Juárez y los 1.060 casos de mujeres y niñas asesinadas en esta urbe mejicana desde mediados de los años 90.
Cómo erradicar el machismo
Desde las administraciones públicas se deben promulgar leyes que enfrenten el problema de una manera integral proporcinando a las mujeres la posibilidad de competir en condiciones de igualdad, en todos los ámbitos sociales, con los hombres.Otro aspecto muy importante es la educación en igualdad entre niños y adolescentes. Hacer hincapié en la necesidad de compartir las tareas domésticas y reconocer y magnificar la dignidad femenina deberían ser temas que se trataran en las aulas de colegios e institutos.
No hay que olvidar a las víctimas de los malos tratos, a quienes hay que dar una asistencia plena para recuperen su propia autonomía económica, emocional y como persona. Es necesario que estas mujeres recuperen su autoestima y comiencen a vivir de nuevo como personas independientes.
Por su parte, la publicidad y los medios de comunicación deben evitar presentar a las mujeres como objetos sexuales con el objetivo de ofrecer un producto a un público mayoritariamente masculino.