2016
Son 1.700 millones de personas, que viven principalmente en Asia y África. De ellos, 100 millones son niños. Es la cara oculta de la enfermedad infecciosa más mortal del planeta.
Una bomba de tiempo, ya que se calcula que uno de cada diez afectados enfermará de tuberculosis a lo largo de su vida. Los esfuerzos en este campo marcarán el éxito o el fracaso en el objetivo de acabar con esta dolencia en 2050.
La última estimación sobre la tuberculosis latente es de hace casi 20 años, los mismos que llevan los científicos repitiendo el cálculo que se hizo entonces: una tercera parte de los habitantes del planeta vive con el bacilo. Sin embargo, muchas cosas han cambiado en dos décadas, como el tamaño y la distribución de la población mundial. Saber cuántas personas están infectadas por la enfermedad es vital, y no deberíamos depender para ello de datos o conocimientos científicos del pasado milenio, dice el epidemiólogo Rein Houben, que se propuso junto a su colega Peter Dodd, matemático, actualizar las cifras.
¿Es una buena noticia haber pasado de un tercio a un cuarto de la población mundial infectada?
Es bueno saber que ahora tenemos una estimación más acertada, pero 1.700 millones de personas con tuberculosis latente nos recuerda que tenemos un enorme desafío por delante, asegura Houben, profesor de la London School of Hygiene and Tropical Medicine.
La estimación de Houben y Dodd, realizada mediante modelización matemática, permite trazar un mapa mundial de esta enfermedad oculta. El 80% de los afectados se concentran en África y Asia, y la carga es mayor en la población de más edad, explica el investigador. China e India son las que tienen la mayor prevalencia, con 350 millones de personas infectadas. Mientras en las regiones de Asia sudoriental, Pacífico Occidental y África (según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud) más de 20% de la población general tiene el bacilo, en Mediterráneo Oriental, Europa y las Américas la prevalencia está por debajo de 17%, asegura el estudio.
La tuberculosis es un problema de hoy, con más de 10 millones de enfermos, y casi dos millones de muertes solo en 2015. Pero nuestro trabajo muestra además que si no atacamos este reservorio de tuberculosis latente, no conseguiremos eliminar la enfermedad en esta generación, y fracasaremos en la estrategia global para acabar con ella a mediano plazo, insiste Houben. La Organización Mundial de la Salud adoptó la llamada Estrategia Stop Tuberculosis en 2014. Tiene como objetivo reducir el número de muertes en 95% y la tasa de incidencia en 90% antes de 2035 y eliminar la enfermedad en 2050.
¿De qué servirá poner cifras a esta amenaza latente?
Ahora sabemos cuánta población está afectada, y cuál es la consecuencia de la inacción, advierte el investigador. Pero como casi siempre, la clave para el éxito en la eliminación de la enfermedad está en la financiación. Nuestro trabajo debería ayudar a la comunidad que lucha contra la tuberculosis a movilizar más fondos gubernamentales y de la industria, tanto para investigación como para intervenciones, y así apuntar a las poblaciones y regiones que más lo necesitan, añade.
Las proyecciones del estudio, realizadas para 168 países y por grupos de edad, muestran también que aproximadamente 1% de la población mundial, es decir, 56 millones de personas, se infectó en los últimos dos años, lo que quiere decir que está en riesgo de enfermar. De esas infecciones recientes, según la estimación de los autores, 11% correspondería a cepas resistentes. Es decir, en unos seis millones de personas la terapia preventiva con isoniazida, el fármaco que se emplea para tratar la enfermedad o para prevenirla en personas que han tenido contacto con las bacterias, no funcionaría.
La tuberculosis superó por primera vez al sida como la enfermedad infecciosa más letal del planeta el año pasado. El último Informe Global sobre Tuberculosis, publicado hace unos días por la Organización Mundial de la Salud, confirmó que el bacilo fue responsable en 2015 de 1,8 millones de muertes. El gran escollo para conseguir el objetivo global es que las infecciones (10,4 millones) no descienden al ritmo necesario. Los resultados del presente trabajo sugieren, según sus autores, que incluso si la transmisión de tuberculosis se detuviera mañana, el número actual de infecciones latentes podría por sí solo superar los objetivos de la estrategia de la OMS para 2035 y 2050.
Con la financiación que actualmente se destina a la tuberculosis, una enfermedad que suele golpear a los más pobres y los que más difícil tienen el acceso a los sistemas sanitarios, atacar a la enfermedad latente será complicado, opina Houben. Hay muchos proyectos que lo intentan, pero están centrados en grupos de riesgo específicos, como personas con VIH o contactos infantiles de pacientes de tuberculosis. Son proyectos que benefician a individuos, pero que apenas impactan en esa bolsa de 1.700 millones de afectados. El factor clave es el dinero, concluye.
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Fuente: REC