Miramos con mucha preocupación la noticia aparecida en La Opinión sobre la materia prima del “gofio canario” que al final resulta que no lo es. Estamos seguros que el gofio que se vende en el supermercado de marcas con mucha producción va a resultar que tiene la materia prima comprada a países con agricultura transgénica como es el caso de Argentina y Canadá.
El Gobierno Canario debe crear y obligar a etiquetar el gofio “urgentemente” diferenciando entre gofio orgánico y ecológico, y transgénico. Debe contemplarse en la etiqueta, si la materia prima es producida en Canarias y siempre que sea orgánica. De nada nos vale cultivar materia prima en la que se emplea fungicidas químicos que acaban deteriorando el suelo y que con el agua parte de toda esta química la absorbe la planta y acaba en el fruto y en nuestra sangre
Los agricultores piden subvenciones y eso no contemplamos, la agricultura no puede vivir de subvenciones si no de protección, es decir, el hecho de cultivar materia prima orgánica y con reducción de impuestos al consumo y por contra un encarecimiento a las importaciones de esta materia prima
Ya los aborígenes canarios lo elaboraban a base de trigo, cebada y millo. Es el desayuno esencial en la dieta del isleño y su nombre se asocia a Canarias por todo el mundo. Sin embargo, el gofio, tan antiguo como el propio Archipiélago, ya no es autóctono. Un año después de obtener el sello de garantía nacional bajo la figura de Indiación Geográfica Protegida Gofio Canario, casi todo el cereal tostado que se consume en las Islas proviene, paradójicamente, del extranjero. Ahora, el canario coge fuerzas por la mañana, llena la barriga a la noche y disfruta de una buena pella de trigo y millo de Canadá, Argentina, Alemania o Francia. Los agricultores hacen una llamada desesperada a “diferenciar el producto para que la gente pueda elegir”. Producto patriota donde los haya, el gofio canario está muriendo.
Canarias consume una media de 3.000 toneladas de gofio al año, lo que supone más de medio kilo de harina tostada por cada isleño cada 12 meses. A pesar de la gran demanda, los pocos molinos del Archipiélago que siguen funcionando elaboran esta mezcla de cereales con trigo y millo de fuera. En la actualidad, lo único que sigue siendo canario es su transformación. Para asegurarse de que el gofio que se consume es de la tierra, hay que llevar personalmente “los propios cereales cosechados en fincas canarias a los molinos”, asegura el nuevo presidente de la Asociación Cereales de Tenerife (Acete), Andrés de Souza.
El nivel de autoabastecimiento de cereales en el Archipiélago es por tanto, mínimo. Los índices, que se sitúan en torno al 3% o 4%, evidencian que las privilegiadas condiciones del invernadero canario no se están aprovechando. ¿Dónde está el problema? Los agricultores destacan que las condiciones existen, pero no hay apoyo de las administraciones ni de sectores como la hostelería y el turismo. “La defensa de nuestros productos es una de las peleas que mantenemos desde hace años”, afirma el presidente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Mario Escuela.
“El gofio que consumimos en el Archipiélago no solo proviene del exterior, sino que a menudo es viejo, mientras que en las Islas contamos con muy buena calidad”, destaca el agricultor. El sector defiende que su gran salida está en el autoconsumo. “Nuestra capacidad productiva no nos permite competir en el exterior, pero si podemos abastecer gran parte de la demanda interna”, apunta Escuela.
“Los canarios somos grandes consumidores de gofio y a los turistas también les interesan los productos autóctonos, demanda no falta, pero ni las administraciones, ni la hostelería ni el turismo nos ayudan a colocar nuestros cultivos”, destaca el dirigente de UPA. Para poder lograrlo, el sector primario reclama la diferenciación de sus productos. “Falta información, la gente no sabe de dónde viene el cereal o el tomate que compra, ni la calidad que tiene”, critica este agricultor norteño.
No obstante, los empresarios agrícolas reconocen que el sector anda de capa caída. “Cuesta producir mucho más que hace unos años y sin embargo, tenemos que mantener los mismos precios e incluso bajarlos”, señala el presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag), Rafael Hernández. El empresario sostiene que la subida de los costes y la disminución de la ventas “está mermando las salidas del sector”.
Los agricultores aseguran también que la suya no es una profesión con la que hacerse rico, pero sí vivir “dignamente”. “Lo que ocurre es que la cultura del esfuerzo no impera hoy en día, la gente valora el éxito fácil y eso no está ligando con el sector”, afirma Hernández.
Pero con un cambio de visión y las ayudas correspondientes, el futuro del campo canario puede cambiar. “Desde el Gobierno no se ha hecho una planificación agrícola. Nos tienen engañados con que aquí solo se cultivan cuatro papas, cuando tenemos muchísimas más posibilidades, entre ellas, la siembra del cereal y sobre todo del gofio”, sentencia Escuela.
Fuente: La Opinión
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