Los organismos bajo la tierra como los escarabajos y lombrices son indispensables para mantener saludables los suelos y son la base de la vida en la tierra, pero esta se encuentra amenazada por los plaguicidas empleados enla agricultura.
Los investigadores analizaron datos de más de 390 estudios científicos, siendo esta una de las mayores revisiones realizadas sobre el impacto de los plaguicidas agrícolas.
Con esto se detectó que en el 70.5 % de los casos, los herbicidas, fungicidas o insecticidas provocan daños colaterales sobre los invertebrados que habitan en estos ecosistemas.
Ya existían registros del efecto dañino de los productos químicos utilizados para combatir las plagas en la agricultura sobre las abejas y otros insectos, incluso más allá de los campos de cultivo.
Este nuevo estudio, publicado en Frontiers in Environmental Sciences, por primera vez ha analizado en conjunto el impacto de los plaguicidas sobre los organismos que habitan bajo tierra.
Nathan Donley, uno de los científicos que ha participado en la investigación, asegura que bajo la superficie de los campos con monocultivos como soja o maíz, los plaguicidas agrícolas están destruyendo los cimientos de la red de la vida.
En base a la agencia de la ONU para la alimentación (FAO), los suelos contienen el 25 % de la biodiversidad del planeta.
Críticas sobre el uso de plaguicidas al rededor del planeta
Estos organismos están en la base de la cadena encargada del reciclaje de nutrientes de la naturaleza, al incorporar y descomponer al suelo los animales y plantas muertas.
Los autores del estudio ponen el foco en el caso de Estados Unidos y critican el poco control sobre los efectos y uso de los plaguicidas agrícolas.
Critican casos como el de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), la cual utiliza a la abeja doméstica para analizar el riesgo que suponen estos productos químicos para los microorganismos del suelo.
Los investigadores recopilaron más de 2.700 casos específicos de análisis, en los que se había estudiado el impacto directo de un plaguicida sobre un organismo en específico: en el 70.5 % de los casos se encontraron efectos negativos.