Existe una demanda mundial creciente por recursos hídricos que cada vez están menos disponibles. No solo el agua apta para el consumo humano sino también la que se consume en actividades agrícolas e industriales. Investigadores han estimado que para el año 2025 dos tercios de la población mundial va a sufrir por la escasez de agua.
La desalinización del agua de mar se ha constituido en una de las alternativas no convencionales más viables para enfrentar este problema en las poblaciones que poseen menor acceso al agua dulce.
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Porcentaje total del agua salada
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Porcentaje total del agua dulce consumible
La desalinización como practica viable
La desalinización es un proceso que, básicamente, consiste en separar las sales de aguas marinas o salobres. Existen varios métodos para ello: la destilación, congelación, electrodiálisis, evaporación relámpago y el de ósmosis inversa, la cual es, en la actualidad, la más empleada (en un 60 % aproximadamente con respecto a los otros procesos) por ser tecnológicamente más avanzada, con mejores rendimientos y más amigable al ambiente.
Desde la muy lejana antigüedad, el hombre ha tratado de potabilizar el agua salada, sin embargo, es a partir del siglo XIX cuando se comienzan a desarrollar métodos más viables, como la destilación, congelación o evaporación solar, empleando energía térmica. En 1872, Carlos Wilson (científico sueco), construyó la primera planta estable para la desalinización en las salinas de Chile, basada en destilación solar y, aunque su rendimiento era bajo, logró abastecer de agua potable a la comunidad de esa región.
En el siglo XX las técnicas fueron evolucionando a un sistema de intercambiadores de calor durante los primeros 30 años, mejorando los rendimientos, aunque siempre la corrosión de los equipos ha sido un gran problema debido al mantenimiento constante. Aunque a mediados de los años 30 se comenzaron a desarrollar las membranas para la desalinización por ósmosis inversa, no es sino a partir de la década de los 60 que se construyeron plantas desalinizadoras empleando esta técnica, la cual continuó avanzando en eficiencia y viabilidad hasta nuestros días, desplazando las otras tecnologías.
El tratamiento de las aguas
El proceso de ósmosis inversa consiste en aplicar presión elevada sobre una solución de agua salada y hacerla pasar a través de una membrana semipermeable cuya función es permitir el paso del agua a través suya, pero no el de las sales disueltas en ella. Estas membranas poseen poros microscópicos que permiten el paso del agua, pero impiden el de la sal así como otras impurezas. El agua pasa a través de la membrana, desde el lado donde la concentración de sales es más elevada hacia el lado donde la concentración de sales es menor. El agua dulce es recogida en tuberías hechas de material plástico.
Este proceso de tratamiento de agua se realiza gracias al aporte de energía exterior en forma de presión, y que vence a la presión osmótica natural presente en dicha solución
Actualmente en España se producen alrededor de 3 millones de metros cúbicos al día de agua desalinizada. Más del 80 % de dicha capacidad se produce en solo 50 plantas distribuidas por el llamado arco mediterráneo y las Islas Canarias (donde se instalaron las primeras plantas desalinizadoras en los años 60 del pasado siglo para luego extenderse por todo el país) donde representa el 15 % de la producción total mientras en Valencia y Andalucía es del 25 % y en Murcia del 20 %.