La pasada semana, entre el 26 y el 30 de agosto se celebraba la Semana Mundial del Agua en Estocolmo cuyo objetivo era abordar los problemas del agua en todo el mundo. Para ello se reúnen expertos de todo el mundo para analizar los desafíos que enfrentamos y proponer soluciones para la falta de seguridad hídrica que afecta a un gran porcentaje de la población mundial. Este trabajo queda alineado con el sexto Objetivo del Desarrollo Sostenible, que marca como meta garantizar par 2030 el acceso universal al agua potable a un precio asequible.
La escasez de agua es ya una realidad
Las cifras que destaca el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud son escandalosas. 2.100 millones de personas no tiene agua potable en sus hogares. Tampoco tienen este privilegio una de cada cuatro escuelas primarias en el mundo. 340.000 niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades diarreicas. En definitiva, cuando hablamos de agua, hablamos de salud y de vida, y la falta de acceso al agua provoca serios problemas sobre la vida de las personas.
Pero el dato menos esperanzador es que se calcula que para 2.030 el mundo ese enfrentará a un déficit del 40% de agua frente a la demanda global. Y el cambio climático agrava la falta de seguridad hídrica. El calentamiento global está alterando los ciclos hidrológicos. El pasado julio fue el mes más caluroso en todo el planeta desde que hay registros. Y las lluvias cada vez se reducen más. Por otro lado, las cuencas monzónicas y los deltas fluviales corren más riesgo de sufrir lluvias torrenciales que afectarían especialmente a los países más pobres.
La necesidad de una acción global
La escasez del agua y la contaminación de la misma es uno de los problemas a los que se enfrenta nuestro planeta, por eso esta semana se han estado buscando recursos y soluciones. Se deben explorar inversiones en tecnologías innovadoras para mejorar la conservación y proteger los recursos; el reciclaje del agua va a ser un factor vital, así como el desarrollo de fuentes de agua no convencionales y la búsqueda de oportunidades para mejorar el almacenamiento del agua.
Pero todo empieza a partir de cada uno de nosotros. La coordinación internacional va a ser muy importante para la conservación de los recursos hídricos, pero todos nosotros , individualmente podremos también combatir la sequía con un consumo más responsable, saludable y sostenible del preciado líquido. También se deberá alinear la agricultura con este objetivo, ya que esta producción consume un 70% del agua que se extrae. Será necesaria una gestión más eficiente y responsable desde las instituciones y las empresas, con el fin de preservar mejor los el agua disponible. Es un hecho que la acción individual y global es imprescindible, si deseamos que el derecho al acceso al agua potable sea una realidad para todas las personas.
Imagen: Yogendra Singh