Actualmente no caben dudas del efecto que tiene sobre el cambio climático el calentamiento global. Este efecto fue predicho en un estudio publicado hace 125 años por Svante Arrhenius, un hombre cuyos aportes al avance de la ciencia en el terreno de la química y la física fueron reconocidos y estudiados.
En 1896, el científico sueco Svante Arrhenius publicó un artículo en la revista británica Philosophical Magazine and Journal of Science el artículo: La influencia del ácido carbónico en el aire sobre la temperatura del terreno, en donde demostró la relación existente entre la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera y la temperatura terrestre. Hay que aclarar que al dióxido de carbono se le llamaba ácido carbónico en aquellos tiempos.
Comprobó que el vapor de agua y el CO2 absorben parte la radiación infrarroja evitando que el calor escape al espacio exterior y provocando un efecto invernadero y promedió la temperatura de la superficie terrestre en 15 °C.
Con todas mediciones que tenía disponibles predijo que cualquier aumento en la concentración de dióxido de carbono en un 50 % se traduciría en un aumento que varía entre los 5 y 6 °C en la temperatura terrestre.
Además, alertó sobre el ritmo de las emisiones de CO2 como consecuencia de la actividad humana, que aquellos tiempos el carbón era el principal combustible, traería como consecuencia un calentamiento de la atmósfera.
Sin embargo, le daba más importancia al aporte que dan las erupciones volcánicas y es comprensible, si se toma en cuenta que la actividad industrial a finales del siglo XIX no producía el mismo volumen de contaminantes que la actual.
Svante Arrhenius: Premio Nobel
Estos trabajos de Arrhenius perdieron interés, puesto que, por el lenguaje técnico, su alcance se limitaba a un público especializado, más que nada científico. Su prestigio como hombre de ciencia, al ser el primer sueco en ganar un premio Nobel en 1903, fue gracias a su teoría de la disociación electrolítica.
Adicionalmente, determinó la influencia de la temperatura en la velocidad de las reacciones químicas, y desarrolló una teoría de ácidos y bases entre otros trabajos de investigación, con lo que su contribución al avance de la química y la física fue enorme.
Su trabajo sobre el calentamiento fue desestimado porque se pensó que la influencia de la actividad humana en cuanto a las emisiones de CO2 eran poco significativas y que los océanos actúan como sumideros absorbiendo el carbono gaseoso.
Nuevas evidencias se fueron sumando con el tiempo. El desarrollo de la espectroscopía infrarroja en los años 40 permitió medir la absorción de calor por parte del CO2 y el vapor de agua.
Es hasta 1976 cuando, el entonces joven climatólogo, Stephen Schneider retomó las ideas de Arrhenius y predijo por primera vez el calentamiento global a un nivel de divulgación mayor que le permitió alertar al mundo sobre sus consecuencias.
A finales de la década de los 80 se reconocen las evidencias del calentamiento del clima y las Naciones Unidas junto a la Organización Mundial Meteorológica crean la IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), integrado por 2500 científicos y expertos en diversas áreas de investigación con el objeto de predecir los efectos que tiene los gases de efecto invernadero (GEI).
Han transcurrido 125 años desde que Svante Arrhenius publicó su trabajo donde por primera vez se reconoció el calentamiento global y anticipó los posibles efectos que podía tener en el clima terrestre. En la actualidad su figura se ha revalorizado considerándose como un verdadero pionero de los estudios científicos ambientales.