Esta semana nos llega desde Londres la última gran obra de mobiliario urbano que está pensada para aprovechar la energía térmica del sol: el puente solar más grande del mundo: El puente Blackfriars, que une la estación homónima con la otra orilla, atravesando el Támesis.
¿Y por qué construir un puente solar? La respuesta es clara, aunque su precio es más elevado que el hormigón o acero que normalmente se usan, las posibilidades de ahorro energético a medio y largo plazo son increíbles, más considerando que es una obra pensada para que permanezca un largo periodo de tiempo en pie y funcionando.
Los expertos aseguran que la estructura del puente, que consta de más de 4.400 paneles fotovoltaicos que hace de techo del puente, podría generar la mitad de la electricidad que precisa la estación de Blackfriars en su ajetreo diario.
Es más, está estimado que las placas generen 900.000 kwh al año, lo que significaría un ahorro medioambiental de 511 toneladas de CO2.
Sin duda alguna una gran noticia para la vida de una ciudad donde viven millones de habitantes, ¿no os parece?
Imágenes: Networkrail.co.uk